domingo, 30 de diciembre de 2012

#77 Roller Coaster

No se cuantas veces habré pospuesto esta entrada... pero es que sencillamente no se por donde comenzar. ¿Comienzo por lo bueno o por lo malo? ¿Hablo sobre lo malo? ¿Le resto importancia y sólo me quedo con lo bueno? ¿Y si simplemente no hablo sobre nada de esto? ¿Sobre qué? Sobre el 2012.

Ha sido un año duro, difícil (aun habiendo tenido épocas de mi vida peores, claro, mucho peores), aunque también han pasado cosas maravillosas. Quizás no haya sido un año malo del todo, y todas las cosas que han pasado simplemente tenían que pasar para que se obrase un cambio en mi vida y en la de los que me rodean. Quizás simplemente haya sido un año que recordaré con un sabor un tanto agridulce, un año que quizás quedé enmarcado en mi memoria por la ambivalencia de acontecimientos y emociones vividas. Este año ha sido una montaña rusa de momentos, con subidas y bajadas pronunciadas y leves, con loopings que lo han cambiado todo, y a veces, momentáneamente, con travesías tranquilas. Comencemos hablando un poco de las cosas más señaladas que han pasado este año. Supongo que será lo mejor para explicar por qué me encuentro tan distinta a hace un año.

El año comenzó bien. Acabé mis exámenes de febrero, los aprobé y me fui de concierto a Jerez, a ver a una cantante que siempre me ha fascinado: por fin pude ver a Russian Red en directo. Fue bonito, especial. Yo pensé que si el año comenzaba así no podía ir mal. Pero un mes después despidieron a mi padre de la empresa en la que había estado trabajando durante 26 años, donde lo había dado todo y más. Meses más tarde me robaron la bici. Eso fue un palo para mi, algo que no mucha gente entenderá, pero que sabe expresar a la perfección este chico, que para mi es un héroe. Poco después, mi relación con Suerte Pésima se rompió por completo. Y de esto ya no me queda nada más que decir. Menos mal que llegó el Verano, y pude disfrutar de la playa y el sol con Él, y aunque por segunda vez en menos de cinco meses volví a coger una infección bastante dolorosa en los ojos, me recuperé (otra vez) y en Agosto cogimos un avión a Londres. Esto fue quizás una de las mejores cosas que me han pasado en el año, y en mucho, mucho tiempo. Ese viaje me cambió, y ahora, cuando tengo un día un poco más triste de lo normal, o necesito escapar de todo, cierro los ojos, e imagino que vuelvo a pasear por las calles de Londres. Al volver a Sevilla, mi padre encontró trabajo, volvieron a comenzar las clases, pero en un accidente doméstico se rompieron y perdieron mil recuerdos en forma de diversos y pequeños objetos. En Octubre recibí la gran noticia de que venía a visitar mi ciudad una persona muy importante para mi, que aunque nunca había visto en persona, siempre había deseado conocer, y por fin pude encontrarme con dos encantadoras chicas originarias de Italia. Para mi fue algo muy importante, porque después de años hablando con Caro por Internet, sin habernos visto nunca, más que en fotos, fue un auténtico sueño poder abrazarla y reír, y hacer de guía turística de mi ciudad mientras paseábamos, y tener la oportunidad de conocer a la bella Ilaria. Meses después, participé en un Congreso. Esto también fue bastante importante, pues tras dos años de investigación en mi grupo de alumnado interno, por fin pudimos mostrar a todos los maravillosos (y sorprendentes para todos nosotros) resultados que obtuvimos después de todo el trabajo realizado. Académica y personalmente, no olvidaré aquella experiencia de poder compartir con amigos, profesores y profesionales aquel momento. Pero poco después, mi abuelo materno, el único abuelo que me quedaba con vida, murió. Y para acabar el año, tras diez años, vuelvo a tener ortodoncia.

Supongo que cuando echo la vista atrás, no se de forma clara cómo debo sentirme.

Creo que he aprendido, que me he abierto al mundo. Creo que ha sido un año en el que he tenido que volver a comprobar si estaba en mi sitio o no, si soy como quiero ser, si he avanzado o ha sido un año baldío  Pero de eso último estoy segura: ha sido un año importante. Ha sido importante porque me siento mucho más... ¿cómo decirlo? Más dueña de mí misma. Todas las cosas que han pasado, buenas y malas, me han obligado a tomar las riendas de una u otra forma, a tomar una decisión u otra, y siento que todas ellas han sido tomadas por mí misma, que he sido yo la que ha tenido que encarar cada situación, de forma directa o indirecta según la pertinencia de cada caso, y he tenido que posicionarme, en un lugar, en el que quizás si, me sienta cómoda. 

Una de las cosas más importantes que he aprendido este año es a estar callada, a amar el silencio, a respetarlo, a saberlo usar, y darme cuenta de lo valioso e infravalorado que está. He aprendido que es mucho más fácil hablar sin parar, sin escuchar, simplemente haciendo que todo pensamiento se convierta en palabra que llegue a unos oídos o un corazón que pueda inquietar, que estar en silencio y paz. Creo que hablar tanto hace mucho daño, y no comunica, no une. He aprendido a aguantar comentarios ofensivos sin tomar partido en la discusión, a saber que no todo el mundo está de acuerdo contigo. Por una vez en mi vida, me he sentido bien en el silencio. He aprendido a respetar que hay personas a las que no agrado, y que yo, simplemente, no tengo la obligación de hacer nada por agradarles. El silencio se ha convertido en mi escudo, en mi arma, en mi herramienta de observación y de reflexión, me ha ayudado a darme cuenta de cuáles son las personas que de verdad están a mi lado y luchan por mi, que de verdad me quieren tal cómo soy y no intentan cambiarme. Desde el silencio lo veo todo más claro, y he sonreído al darme cuenta de que las personas a veces se dejan llevar por lo que dicen, sin pensarlo o sentirlo si quiera, y al comprobar lo convencidas que están de algo que de verdad no entienden, simplemente, he callado, sonreído y he escuchado todo eso que no paran de decir.

Quizás este año me haya hecho ser un poco más reflexiva aún, y si tuviera algún propósito para el 2013 sería el de seguir aprendiendo del silencio y que este me invadiera cada vez más veces.

A las personas que ya no están conmigo, por una u otra razón, física o personalmente. A las personas que si han estado conmigo. A las personas que nunca lo estarán. A todas esas personas que conoceré en 2013: os deseo paz, silencio y felicidad.

domingo, 16 de diciembre de 2012

#76 ModArt

Creo que este año he descubierto un mundo que he negado, criticado, y no he entendido nunca... hasta ahora. Este año ha sido el año en el que he descubierto el mundo de la moda.
¡No, no os vayáis! ¡Os prometo que no me he convertido en una chica superficial o frívola! Tranquilos, sigo siendo la misma, simplemente, he descubierto otra manera de hacer arte al mismo tiempo que te expresas y te muestras a los demás.

Nunca he sido una gran belleza, al menos no me he considerado de tal forma. Es más, en el colegio y en el instituto tenía la certera creencia de que era fea, feita, del montón tirando para lo bajo. En mi casa nunca se ha acostumbrado a piropear a ningún miembro de la familia, así que yo, al ver que a mis amigas sus madres si les decían lo bonitas que eran, y la mía no me decía absolutamente de nada, empecé a pensar que sería por algo: simplemente, yo no era bonita. Si ni si quiera mi madre me lo decía, es que de verdad no lo era ni en broma.

Además, siempre me ha gustado jugar con los niños, y las niñas me rechazaban mucho en el instituto. Mientras muchas iban a discotecas, comenzaban a maquillarse, o empezaban a tener sus líos particulares con los chicos, yo me dedicaba a leer, a ver películas y a salir con mis amigos, la mayoría chicos. Chicos, que además, me trataban como un igual (al menos eso fue durante un largo periodo de tiempo, hasta que... bueno...).

Me sentía muy cómoda. No me entristecía no compartir con las chicas de mi edad todas esas cosas que para mí eran muy superficiales, muy lejanas a mí, muy frías. Por eso quizás, pude vestir como quise, con unas pintas que ahora mismo me hacen reír al recordarlas. Pude hacer lo que quise sin que se me dijese que eso era o no típico de chicas, porque mi vida fue durante mucho tiempo, un mundo de chicos. Y creo que es un mundo muy divertido, mucho más sano la mayoría de las veces que el de las chicas. No quiero parecer sexista, pues no lo soy, pero reconozcamos, que no compartimos las mismas cosas un sexo y otro, y es un hecho... ¡y una suerte!.

Sin embargo, ahora, tengo 20 años, y veo a todos esos grupos de amigas enormes, de mi edad o mucho menos, saliendo juntas, todas vestidas, igual, con sus móviles en mano y gritando por las calles de la ciudad y en el autobús para que todos vean que ahí están ellas, dispuestas a darlo todo. Debo confesar, como creo que ya hice una vez, que envidio esos grupos de chicas que se conocen de la infancia y han compartido tantas cosas. Sin embargo, no me gusta en absoluto el grado de similitud tan alto que existe entre ellas. Cuando las veo, todas van, sometimes, muy monas, pero... con iguales peinados, bolsos similares, zapatos idénticos, y vestidos del mismo estilo de confección. Y, claro, yo me pregunto... ¿dónde está su individualidad? ¿y su personalidad distintiva y en parte única al resto? Entonces, las vuelvo a mirar, y me miro a mi misma, y solo puedo sonreír.

Quizás vaya sola cuando ellas van en grupo, quizás ellas atraen muchas más miradas que yo, y llevan ropa mucho más cara y bonita que la mía, pero... ¿de verdad las diferenciaríais?

Este año he descubierto que la moda y el arte van unidas de la mano. Es más, para mi actualmente, la moda es otra expresión del arte. Y tal como dice la segunda acepción de la palabra "arte" en el Diccionario de la RAE:
arte. (Del lat. ars, artis, y este calco del gr. τέχνη).
 2. amb. Manifestación de la actividad humana mediante la cual se expresa una visión personal y desinteresada que interpreta lo real o imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros.

Por lo que... ¿por qué no puede ser la moda otra de esas manifestaciones del arte en la que por medio de prendas puedas expresar tus ideas, sentimientos o incluso tu propia personalidad?

Debo confesar que estas reflexiones comenzaron en Londres. Una de las cosas que hizo que me enamorara de Londres (entre muchas) fue su gente. Me enamoré del estilo de vestir londinense, de cómo las chicas iban perfectas, y llevaban prendas que yo soñaba con poder llevar aquí, en Sevilla cuando era imposible poder hacerlo, por no sentirme cómoda. Tantos estilos de vestir distintos, y todos tan bien combinados, y tan bien incluidos en cada persona. Noté como cada persona iba cómo mejor se sentía, como lo que yo veía era un reflejo de lo que en parte ellos mismo eran, y me enamoré de ese ambiente de elegancia, extravagancia y sentimiento todo equilibrado en una persona. Las tiendas de Londres, el arte callejero, sus museos y sus visitantes: ¡todo era precioso! ¡Todo combinaba a la perfección! Incluso la extravagancia tenía cabida, y debía tenerla, al igual que la sofistiquez y la elegancia inglesa. Londres me abrió las puertas a un mundo que yo desconocía. Me sentía tan bien entre sus calles, con su gente... Me sentía tan bonita, tan libre, tan yo misma, que cada persona con la que me cruzaba me parecía bella. No encuentro las palabras adecuadas para describir lo que siento por esa ciudad y por todo lo que se pasó por mi cabeza mientras estaba en ella. La echo tanto de menos...

Al regresar a España noté cuanto me había influido estar en Londres tan solo cinco días.
Un detalle que ahora recuerdo con cierta inocencia y de forma divertida al mismo tiempo, fue el hecho de que a mi regreso de Londres, la primera vez que salí por la noche en Sevilla lo hice con el pelo recogido de forma coqueta y con... los labios pintados de rojo.

Nunca me había pintado los labios, o al menos, no de una forma tan descarada.
Londres me dio fuerza, me hizo sentirme bella, y decidí mostrarme ante los demás como yo me sentía: valiente, bonita y femenina. Y me pinté los labios de rojo con una barra anticuada que tenía mi madre abandonada en un cajón. Me gusta pensar que fue mi insignia de libertad, mi decisión a mostrarme como quería ser, el inicio en mi feminidad demostrada.

Tras esa experiencia, abrí los ojos, y descubrí cuanto me gustaban los diseños de Valentino, Marchesa o Anne Valerie Hash, entre otros. Descubrí que verdaderamente si que me interesaba y me preocupaba por ir bien vestida, y empecé a interesarme por trucos de belleza. Internet me ayudó mucho, y encontré sitios tan maravillosos como The Beauty Department, o a la simpatiquísima Nikkie. Descubrí tiendas sorprendentes, con todo aquello que no suelo encontrar en mi ciudad, como Asos, NastyGal , FreePeople o la magnífica base de datos de Polyvore, junto con blogs de moda que combinan el interés por el diseño en muchos ámbitos, como Because o Decade.

Ahora, la moda, o el concepto que yo tengo de lo que es para mi la moda, ha cambiado totalmente, y se ha convertido en un tema recurrente en mi día a día, por el que al menos comienzo a interesarme como aprendiz o aficionada, sin caer en la locura y en muchos problemas que todos conocemos que existen hoy en día en ese mundo. Me gustaría poder encontrar un hueco, de vez en cuando, para hablar de mi visión de la moda, e intentar hacerla mía. Como en todo, soy un poco quisquillosa, y lo hago todo a mi manera, por lo que en este campo de intereses no podía ser de otra forma. No me gusta toda la moda, sino una porción, quizás muy pequeña, de ella, pero que para mi, es fascinante.

Creo que es importante sentirse bien con uno mismo, y saber potenciar muchas cualidades que todos poseemos, y querernos tal como somos, conociendo lo bueno y lo malo de nosotros y de los demás, ser realistas, y mostrarnos tal y como somos, imaginando un mundo en el que todos puedan mirar al cielo y gritar "este/a soy yo", y no avergonzarse de ello. Pero sobretodo, creo que es importante identificarse con lo que uno siente y con la forma en la que cada uno se considera, sin dejarse llevar por la masa hasta perderse. Creo que es importante crear la originalidad en cada uno, y dejar de parecernos tanto los unos a los otros.

La moda es un modo de expresión de uno mismo, y siento que es maltratada cuando se usa sin conciencia, sin control, cuando simplemente no se le encuentra el sentido a algo que nació para tenerlo.

Lo importante es sentir, y poder sentir la libertad de expresarte como eres.

domingo, 9 de diciembre de 2012

#75 ¡En manada!

El otro día me dio por leer entradas antiguas, hasta que llegué a la entrada #12 y me escandalicé.
¿Cómo podía pensar así hace más de un año? No recordaba haber tenido esos sentimientos hacia personas con la que paso horas y horas casi diariamente. Ahora me arrepiento mucho de haber pensado así.

Creo que quizás, si pensaba así fuese sólo porque el primer año de Facultad me sobrepasó bastante, y no supe llevar muchas situaciones académicas y personales, pues en ese año pasaron demasiadas cosas que me hicieron tomar un nuevo rumbo en mi vida. Quizás lo dramatizase todo, y mis sentimientos fuesen exagerados, lo cierto es que, no recordaba que pensase así.

Debo pedir perdón por haber pensado así, porque lo cierto es, que ha sido una verdadera suerte haberme encontrado con la mayoría de los compañeros que conozco. Nuestro "Grupo F" es especial, y se nota allá donde vayamos. Si hay algún miembro del Grupo F en algún lugar o evento de la Facultad se nota. Es agradable encontrarte a compañeros en el bus, o en los pasillos y poder sonreír de forma sincera, sentirte como en casa cuando pasas demasiadas horas en la biblioteca, o saber que si tienes algún problema, puedes contar con la mayoría de ellos.

Con el paso del tiempo, puedo decir que he hecho amistad con muchos de ellos, y que me encantaría poder pasar más tiempo con algunos. Son personas divertidas, inteligentes, luchadoras, optimistas y responsables. Quieren ser los mejores de su generación, y se esfuerzan para poder conseguirlos. Nos esforzamos todos. Son buenos compañeros, son, en su mayoría, buenas personas.

Respecto a mis "tres niñas", es cierto que al principio fue un poco complicado acomodarnos las unas a las otras, por lo distintas que éramos y que somos, pero hemos sabido llegar a un punto en el que las cuatro avanzamos juntas, unidas, cogidas de la mano, llevando un peso sobre nuestras cabezas, y procurando, que si alguna de las cuatro cae, poder llevar su peso durante un tiempo para aliviarle el camino. Están ahí, estamos ahí para lo que la otra necesite: para reírnos, para trabajar duro, para compartir preocupaciones, sentimientos, para discutir sobre problemas, para avanzar juntas. Me alegro de haberos conocidos "mis niñas". Todo es más fácil con vosotras.

Respecto a mis compañeros de investigación, sobretodo a un señor muy peculiar que siempre tiene ideas novedosas, extrañas a veces, pero emocionantes, debo decir que ha sido y es un honor poder descubrir cosas con él, y que he aprendido como de ningún otro compañero. Me agrada que a veces nos abramos el uno al otro de forma emocional o personal, y nos descubramos un poquito más. Es muy emocionante.

También debo decir, que no sólo mi grupo inicial, con el que empecé mi andadura en Psicología, ha sido o es importante. He conocido a otros compañeros, tanto de mi curso, como de otros superiores, con los que comparto algunas cosas muy importantes para mí. Nombraré a un grupo de cuatro personas, que siempre van juntas, y con las que me encantaría pasar más tiempo, poder conocerlas mejor, pero que por una circunstancia u otra, no es así. También debo nombrar a algunos compañeros de dos cursos superiores al mío, que son inteligentes a la par que divertidos y aman la Psicología por encima de muchas cosas.

Y quizás, por qué no, recordar a un grupo de profesores (¡mis conductistas favoritos!), a los que siempre trataré con respeto, otorgándoles la autoridad que se merecen, pero que para mí son mucho más, porque he aprendido de ellos más fuera de clase que dentro de ella. Y también, a algunos profesores que aunque se vean en la obligación actual de suspenderme o aprobarme, los admiro muchísimo, y pienso en ellos no como personas que intentan fastidiarnos, sino como personas que disfrutan enseñando y conociendo a sus alumnos.

En definitiva, quizás me haya costado más tiempo que al resto encontrar mi sitio desde el que poder conocer de verdad a las personas que me rodean, pero siento que por fin lo he encontrado, y que aunque haya personas de todo tipo (como en todos sitios), me siento muy feliz por compartir muchas experiencias con todas estas personas tan apasionadas, y por haber sabido poder lo bueno que tenéis cada uno, más allá de mis sentimientos antisociales que de vez en cuando se dejan llevar por la presión...

¡Muchas gracias!

domingo, 2 de diciembre de 2012

#74 Los Parias del Pensamiento

A veces me pregunto si soy yo la que está equivocada o es el resto del mundo. Porque me parece a veces tan extraño que para mí ciertas cosas sean tan evidentes y para el resto de personas que me rodean no lo sean, que llego a cuestionarme si estoy loca por pensar en cosas que nadie más se para pensar, o porque yo veo con claridad ciertas cosas que el resto del mundo cuestiona. Sin embargo... ¿por qué tengo que  ser yo la que está equivocada? No por estar en desventaja respecto al número, la mayoría tiene que tener razón. Quizás funcione de un modo distinto, y quizás nadie comparta mis sentimientos y pensamientos, quizás todo el mundo considere que soy rara o que estoy loca, pero es que yo no concibo otra forma de ver el mundo.

Este fin de semana se han dado varias circunstancias en las que he podido comprobar cómo la mayoría de las personas me miran de una forma extraña cuando hablo de ciertas cosas que yo contemplo en mi día a día. Sin embargo, considero, que esas personas que opinan de forma totalmente contraria a cómo yo lo hago no han leído, no han vivido, y no sienten lo que yo siento. Quizás por eso siempre excuse sus opiniones o comportamientos alegando que son fruto de la ignorancia y del desconocimiento, y también de la falta de empatía.

El hecho de que muchas, muchísimas, más de las que yo creo, cuestionen la utilidad de la psicología, que menosprecien a la filosofía, y contemplar cómo cada vez son menos las personas que la estudian de forma universitaria, escuchar comentarios despectivos, burlones, respecto a lo que yo más amo en este mundo, a lo que mueve mis días, a algo que me da tanta felicidad, a veces hace que me sienta dolida. El desprecio que la sociedad muestra al pensamiento humano, infravalorándolo, me duele tanto cómo si me clavasen un puñal. Siento ganas de llorar cuando dicen no creer en que un ser humano que se ha pasado años estudiando, investigando, no puede ayudar a otro. Me duele que la gente no crea en la gente. Me duele que a las personas les asuste tanto pensar.

Sin embargo, escribiendo, pensando, razonando, me doy cuenta de que no, que no puedo ser yo la que esté equivocada, que no puedo dejar que gente ignorante que no se preocupa en pensar haga sembrar en mí la semilla de la duda. No consentiré que me arrastren a su vorágine de consumismo y superficialidad. Quizás quede recluída, siendo anciana, en una habitación llena de libros, y quizás sólo deje entrar a personas que se ganen el privilegio de conversar de forma auténtica.

Se que hay más gente como yo, y se que quizás no seamos muchos, y que nos sentimos solos, incomprendidos,  marginados, rechazados, infravalorados. Quizás nos hagan creer que estamos locos, pero yo les digo, a esas personas que son como yo, que no lo estamos.

Y a las personas que constantemente intentáis hacernos daño y reíros de nosotros, que no os molestáis si quiera en comprendernos, simplemente decir que no podréis con nosotros, que sois fruto de una sociedad sin rumbo, que os controla a su antojo, y que aunque intentéis hacernos daño día tras día, con comentarios inofensivos pero dolientes, sólo conseguís hacernos más fuertes y que nos aferremos más a nuestra supuesta locura.

Yo por mi parte, ya me cansé de vosotros, y no intentaré convenceros de que estáis equivocados, ni me preocuparé por vosotros cómo he hecho durante toda mi vida, os dejaré a merced de vuestro camino sin rumbo, de vuestra forma de hablar tan fuerte que no deja a vuestros pensamientos ser escuchados, os dejaré con vuestra soberbia, con vuestras creencias absurdas y con vuestro menosprecio a lo distinto, con vuestro miedo a la libertad auténtica, con vuestra soledad y vuestros monstruos. No dejaré que me menospreciéis. Creed en vuestra cómoda verdad, que yo creeré en la mía, aunque a vuestros ojos sea una demente.

Cuando desprecias a la Psicología, desprecias mis valores, aquello en lo que creo... me desprecias a mi, y no voy a consentir que nadie me desprecie por el hecho de amar algo intensamente.

"Somos los fantasmas de una sociedad inventada, somos la sal que os escuece, somos el Sol que os nubla la vista, el mosquito que os incomoda, y sin embargo, somos más libres, en nuestra locura, en nuestras ideas, en nuestras palabras, que vosotros, en vuestra montaña de oro y máscara"


martes, 27 de noviembre de 2012

#73 El Hombre Sin Nombre

Voy a contaros algo que me pasó ayer. Es algo que a mi me ha marcado de una forma especial, y al mismo tiempo fugaz. Cada vez que lo recuerdo sonrío, y me siento bien.

Desde el comienzo del día, se notaba en el ambiente que ese día no era como los demás. Y ciertamente no lo ha sido. No ha pasado nada en especial, o quizás si, pero el caso es que sentía que ese día no era cómo los demás. Sentí, desde el mismo instante en el que posé mis pies sobre el suelo helado de mi habitación para salir de mi cama, que podía tocar una parte del Universo con la punta de los dedos.

La mañana transcurrió con tranquilidad, excepto por los nervios típicos de un día en el que hay un examen, y todo el mundo anda alterado de un lado para otro, hablando y moviéndose demasiado. Raro en mi, no estaba nada nerviosa, y no paraba de reírme de los comportamientos a veces extraños del resto de mis compañeros. Vi a dos buenos compañeros y entre risas recordábamos algunos sucesos del fin de semana mientras saludábamos a un profesor tras el ojo de buey de un aula. Tras hacer el examen, un grupo de compañeras y yo salimos al patio a comer nuestros bocadillos y hablar mientras una lluvia tan extraña como ese día no se decía a nada en concreto pero resultaba molesta en un día frío y gris. Juntas, nos encaminamos a las clases de Inglés, y tras diálogos en un perfecto spanglish, recibimos la amarga noticia de que el abuelo de otra compañera cercana había muerto. Caminando a veces en silencio, otras veces con comentarios vacíos, llegó la hora de despedirse. Y me quedé sola. Aunque por poco tiempo...

Con la mente totalmente en blanco, no recaí en que el autobús que esperaba sentada en una parada había tardado más de la cuenta, hasta que un señor exclamó un teatral "¡por fin!". Al subir, aunque había mucha gente de pie, hablando y riendo, encontré dos asientos libres y de forma distraída fui a sentarme en el más alejado, sin reparar quien era mi acompañante de asiento. Absorta en el movimiento del vehículo, hipnotizada por el ruído de la ciudad y las conversaciones de las personas que estaban junto a mi, no desperté de mi ensoñación hasta que distinguí un movimiento rápido en mi acompañante. Yo pegué un salto dejándole pasar, pero él se disculpó corriendo en que sólo había recordado que en el bolsillo de su abrigo tenía un corta-uñas. Y lo sacó. Y se puso a arreglárselas. Fue entonces cuando reparé en él. Parecía un hombre bastante mayor, tenía la piel morena y el pelo corto, un poco canoso, su ropa aspecto parecía descuidado pero al mismo tiempo aseado. No le presté más atención y seguí a lo mío, hasta que me preguntó por una calle de la ciudad. Yo me disculpé diciéndole que aún siendo de Sevilla, conocía el nombre de pocas calles. Y ahí comenzó todo. Empezando a hablar de dónde solemos ir los jóvenes de fiesta ahora y a dónde él iba antes, pasamos a hablar de la edad, de lo que había cambiado todo. Me retó a que adivinara su edad, y aunque le insistí que era malísima en eso, y no quería pecar de maleducada, acabé accediendo a su petición. Resultó que le acababa de echar diez años más a un hombre que sólo tenía 46 años. Para mi sorpresa, él adivinó mi edad a la perfección. Intentando disculparme por mi osadía, quise preguntarle a dónde iba, por si, aunque no conociese la calle exactamente, podía guiarle un poco. Iba al médico, estaba en Sevilla de paso, visitando a su familia. Me contó que solía viajar mucho, que no se quedaba mucho tiempo en un mismo sitio, que le encantaba dormir en la calle, bajo un árbol, mirando las estrellas. Le pregunté que por dónde solía viajar, y él me respondió que siempre solía estar por alguna isla española, italiana o griega, donde hacía más calor y la gente era más amable que en las grandes ciudades. Claro está, me asaltó la duda de a qué se dedicaba, y en lugar de una respuesta, me sonrío y me señaló su cuello, para que me fijase en un bonito collar de cuentas y dientes que llevaba, y sus muñecas, adornadas con pulseras de colores. Era artesano. Me dijo que iba a estar con su puestecito cerca de algunas facultades mientras estuviese aquí. Yo me sorprendí al situar la mía en esas que él decía, y le dije que estaba estudiando Psicología. Él se alegró mucho, y dijo que yo sabía en teoría lo que él había vivido en la práctico, y yo no pude estar más de a cuerdo. Me dijo que le iba bien, que era un hombre con suerte, que hacía lo que él quería sin darle explicaciones a nadie. Una parte dentro de mí saltó de alegría, se asomó a ese hombre (que siempre traté de usted) y quiso compartir todo lo que él había vivido, quiso hacer exactamente con la vida lo que él estaba haciendo: vivir de forma libre. Hablamos sobre la sociedad, sobre cómo la mayoría de las personas valoran objetos materiales por encima de todas cosas, sobre cómo el gobierno intentan mantenernos controlados en todo momento, y sobre cómo, al parecer, a nosotros nos da igual. Hablamos sobre las fronteras que los propios hombres han creado, sobre el absurdo de la palabra "inmigrante", sobre cómo todos somos de una misma raza, la humana. Le admiré mucho más cuando me dijo "yo todo lo que necesito lo tengo dentro de mí, no me hace falta nada más". Y entonces lo vi. Tras su piel morena y sus ropas de algodón y lana, vi que era un hombre muy atractivo, que de joven pudo ser muy guapo, vi a un hombre que aunque no sabía pronunciar correctamente algunas palabras, tenía ideas y convicciones propias. Vi a un ser humano completo, consciente de sí mismo y del mundo en el que vive, y en ese momento, una parte de mí, se quedó con él.

Antes de llegar al fin de nuestro viaje, e intenté arreglar el estropicio, halagándole mientras afirmaba que quizás le haya considerado mayor, por que las experiencias que vivió se han reflejado en su piel. Él sonrío, se acercó un poco a mi diciéndome que debía decirme un secreto antes de que nos despidiésemos, y yo emocionada me acerqué también un poco más a él. Me dijo, que aunque sabía perfectamente la edad que tenía, desde el primer momento le parecía mucho mayor. Yo también le sonreí. Y justo en ese momento, llegamos al final de nuestro camino juntos. Nos despedimos deseándonos suerte el uno al otro, y salté a la calle, para empezar a correr tras el siguiente autobús, tras mi siguiente camino a recorrer, en un mar de gente con las mejillas heladas y mojadas por la lluvia.

La gente siempre me mira de forma extraña cuando digo que me encanta viajar en autobús, pero yo creo que es porque no están acostumbrados a fijarse en la persona que tienen al lado. Quizás mi nuevo amigo tenga razón, y la gente de demasiada importancia a cosas que no la tienen, y se mira demasiado a sí misma. Gracias a estos estratos de mi mundo, me encuentro con personas, con tesoros como mi nuevo amigo, y puedo conocer historias sobre vidas de gente maravillosa. A veces, estos viajes, me enseñan más que cualquier otra cosa...

Estés donde estés, mi querido amigo, El Hombre Sin Nombre, El Hombre Libre... suerte.




"Cause I'll tell you everything about living free, 
Yes I can see you girl, can you see me?"

miércoles, 17 de octubre de 2012

#72 Ghost at Sea

Me paso día tras día diciéndome a mi misma "tengo que escribir sobre esto", y al final, pasa el momento idóneo, la emoción perfecta, la habilidad para plasmarlo en palabras y nada se escribe.

Hoy ha sido uno de esos días en los que felizmente me habría quedado hecha un ovillo, entre las sábanas, en una habitación vacía dentro de una casa solitaria. En silencio, dormitando, soñando, despertando, ignorando el paso del tiempo y confundiendo los sueños y las pesadillas con la realidad. Hoy me habría quedado en mi cama, abrazada a mi misma, sin ganas de hablar con nadie, simplemente mirando hacia la ventana, y viendo los cambios de luz del día. Sin embargo, no he tenido la oportunidad de encontrarme así y he tenido que despertar con el agua fría del lavabo para lanzarme a una ciudad que se cree avanzada dentro de su vieja tradición. 

Cuando suelo despertarme así, nada suele ir bien, y todo lo que pasa ayuda a aumentar el estado de ánimo inicial, haciéndome enfadar, llorar, queriendo gritar pero sin saber por qué.

En estos momentos de debilidad me traslado al pasado con una facilidad pasmosa. Basta cualquier pequeñez para destapar ese lugar de mi mente que me he empeñado tanto tiempo en cerrar. Y todo el miedo comienza a invadirme de nuevo, como si nada hubiera cambiado. Y entonces... me pierdo.

Divago, como un fantasma, como si nada de este mundo consiguiera hacerme despertar y de repente... siento como si alguien tirase de mí fuertemente. Yo me niego. Escucho risas a lo lejos, de forma distante, como dentro de una botella, como si alguien estuviese encerrado en una botella de cristal y me hablase desde dentro ¿Y si la que está dentro de una botella de cristal soy yo? Entonces abro los ojos, y esa sensación aumenta, alguien tira de mi fuertemente, escucho risas cada vez más fuertes, y palabras bonitas. De repente empiezo a respirar de forma acelerada ¿dónde estaba? Mis pulmones toman aire como si se hubieran olvidado de hacerlo ¿Me estaba ahogando? Alguien me acaricia, me besa, por todas partes, me dice cosas bonitas. De repente lo miro, y se que es Él. Siempre es Él, el que está ahí, me salva, impide que me hunda, y me alza para que deje las nubes atrás y pueda ver el Sol.



Al despertar recobro la conciencia y recuerdo todas esas cosas buenas (y obvio las malas). Empiezo a recordar como he conseguido quitarme una espina que sólo me hacía daño y no curaba, que sólo hacía sangrar. Por fin he podido arrancarla, sin dolor, sin pena, sin alegría, sin... nada. Y me sorprende lo rápido que ha cicatrizado una herida tan vieja. Había olvidado lo que era respirar sin que te doliese uno de tus pulmones.

Y comienzo a recordar el reencuentro con un amigo que me abandonó, que nos abandonó durante tres meses, y la fiesta del reencuentro, y las risas. Comienzo a recordar que debo estar ahí para aquellos que me necesitan ahora, para aves heridas que amaron con demasiada fuerza y que debo estar con ellos para recordarles que ahora podrán volar más lejos aún. Recuerdo un encuentro con sabor a Italia y a salmorejo, que suena a risas y huele a azahar.

Puedo respirar, gracias a ti, y recuerdo, con un aire limpio y fresco, todo lo bueno que trae la mar, la sal... de tus labios bañándose en los míos.

domingo, 23 de septiembre de 2012

#71 La Habitación de Verano

Creo que... por una vez en mi vida, no quiero que sea Otoño, no quiero que caigan las hojas de los árboles, quiero que sea siempre Verano, este Verano que acaba de pasar, en el que prácticamente todo ha sido... perfecto.

Ha sido un verano como el que siempre deseé tener, y en el que me he sentido realmente bien.
De este Verano guardo tantos buenos recuerdos que si fuesen materiales tendría que hacer una habitación enorme para guardarlos a todos y darles el lugar que se merecen.

Si fuese posible guardaría el calor de una hoguera de San Juan, de las llamas que quemaban un pasado que dejar atrás. Guardaría las cenizas, en una pequeña vasija, para recordar, que lo que todo fue, no volverá a pasar, que un futuro mejor siempre está por llegar. Grabaría de mi memoria aquella noche en un patio viendo una película muda cogidos de la mano. Guardaría en una cajita de cristal esa noche, en un rinconcito de un diminuto teatro mientras me asombraba, reía, lloraba y aplaudía como una querida compañera y amiga nos deleitaba a mi y a todos los demás espectadores con un maravilloso musical. En esa cajita de cristal guardaría todas las canciones que se me metieron en la cabeza, mi sonrisa y la sonrisa de una gran bailarina. En un cofre metería arena de la playa por la que por las noches paseábamos Él y yo, en la que nos tumbábamos a cazar estrellas fugaces mientras la marea nos hipnotizaba con su movimiento incesante. En ese cofre también guardaría un frasquito con agua salada, recuerdo de los baños por la tarde y del valor que teníamos que reunir para poder nadar sin que nos congelasen los dedos. Colgaría una cinta de flores de colores para que se pueda ver bien, recuerdo de una bonita fiesta hawaiana con amigos. En marcos de fotos pondría algunas fotos hechas bajo el agua, de besos y trastadas. Si fuese posible, guardaría el olor de las cenas descubriendo la ciudad, cogidos de la mano, y el olor a los árboles que dejábamos atrás en nuestro camino. Tendría que comprar un álbum gigantesco para poder guardar todas las fotografías que tomamos en Londres, y en ellas habría una imagen dinámica de un atardecer entre nubes a vista de pájaro, guardaría recuerdos de nuestras noches en Londres, de nuestros paseos aventureros por la ciudad, y cerraría los ojos para imaginar que aún disfrutamos de un té caliente mientras veíamos como llovía en un Londres iluminado por las farolas de la ciudad. En el techo, para que iluminase toda la habitación colgaría con cintas de colores las sonrisas de todos los amigos que han podido disfrutar conmigo este Verano. Por último, unos antifaces de superhéroes para recordar una pequeña visita a Jerez. Por la ventana de esa habitación siempre se vería un atardecer de Verano, eternamente. Y justo en medio de la habitación, habría un gran sillón, en el que Él se sentaría y yo encima suya, abrazados, contemplaríamos los recuerdos de un Verano que aunque quiera que no acabe, ya ha pasado...

#70 Friki

Vamos a ver, vamos a ver... Hablemos de lo que verdaderamente importa: ¡hablemos de cosas frikis!
Y para eso tengo que buscar a un experto. Esperad, dadme unos segundos (...). No, vaya, parece que no hay ninguno cerca. Pero bueno, supongo que podré hablar yo misma sin ser experta en nada de esto. Allá voy...

Ayer mismo, tras comprar algunos botecitos de pintura en la Games Workshop del centro nos fuimos a la casa de Él a pintar las miniaturas de un juego de estrategia llamado Super Dungeon Explore que compramos esta misma semana en Nostromo, una tienda de cómics, juegos de cartas y de mesa, y figuras. A mi siempre me ha gustado pintar, y recientemente he descubierto este gran mundillo del tipo Warhammer. Mi asombro viene cuando, estando tranquilamente pintando recibes comentarios del tipo "pero qué aburridos sois", "bueno, yo voy a salir, os dejo aquí con vuestras frikerías". Gracias, si, vete, por favor.

Este es solo un ejemplo de comentarios gratuitos no solicitados que muchas personas sueltan por que sí. Sinceramente, ¿con qué finalidad dicen esos comentarios? Porque... ¿de qué les sirve a ellos? De nada. ¿Y a mi? Para ignorarlos.

El caso es que la situación de ayer me recordó a lo que siempre he estado sometida en el instituto. Si, me gustaban y me siguen gustando "esas pelis de muñequitos raros y monstruitos", y no por ello, tienes por qué mirarme con cara de asco. A la mayoría de las personas le gustan esas películas con un guión pésimo en el que solo salen chicos musculosos sin camiseta y tías con unos pechos enormes, películas en las que se cumplen los mismos clichés una y otra vez, que no aportan ni enseñan nada, sólo elevan el nivel hormonal de muchas chicas y hacen babear a algunos chicos, mientras morbosos miran como unos personajes sin historia ni personalidad hablan de cosas sin importancia.

Pues ¡si! ¡Me encanta el cine de terror! ¡Y los monstruitos! ¡Y el cine de fantasía! Porque en mi opinión a veces saben reflejar la naturaleza humana, y nos ayudan a sacar nuestras emociones como ningún otro género cinematográfico.

(Él me pide que ponga un "Te Quiero" por donde vaya escribiendo, así que bueno... aquí está ^^)

Si hablamos de literatura el problema se agrava un poco más, sobretodo si estás hablando con personas que son mayores que tú. Me gusta la literatura fantástica, fue el género literario con el que amé la lectura y uno de los que más me enseña, con el que más disfruto y el más imaginativo, por lo que por todo esto y más, amo la literatura fantástica. Pero cuando hablas con alguien de los libros que estáis leyendo actualmente, suelen poner expresiones raras cuando se enteran de lo que te emociona el último libro de Patrick Rothfuss, por poner un ejemplo (real, actual xD).

Y si estás con chicas de tú mismas edad o similar, y ya les dices que el otro día le estuviste explicando a tu madre de qué iba el videojuego al que estabas jugando se ríen abiertamente, supongo que de forma divertida al pensar que pueda estar emocionada con videojuego a mi edad...

¡Pero si tengo 20 años! ¿Sabéis lo que pasa? ¿Sabéis cuál es el problema? Que soy una chica.
Al menos yo creo que es eso, porque en un chico se considera de lo más normal del mundo que juegue a videojuegos, a Magic, que lea literatura fantástica y le encanten las películas de fantasía o acción. Y sinceramente, no por gustarme ciertas cosas consideradas por la gran masa como "frikis" voy a serlo, y si lo soy ¿qué? Así soy feliz, y por extraño que le pueda parecer a algunas personas, es divertido, es original, es distinto a lo que la inmensa mayoría de las personas hacen para pasar el rato.

Yo no salgo de botellón y en mi vida he ido a una discoteca, no me pongo ropa que no es de mi talla, ni escotazos que enseñan el ombligo. No me pongo unos tacones con los que no se andar, ni me doy dos o tres capas de pinturas en la cara. No aparento, soy como soy. No me gusta hablar de la gente porque sí, y me cae mal la gente que sólo habla contigo para soltar pestes de otra persona. No me van los musculitos descerebrados. Me conquista la inteligencia, la originalidad. Me gusta la moda, aunque a mucha gente pueda sorprenderle, y el maquillaje que realza como soy, no que crea a otra persona distinta. Me gusta ser femenina, y hablar de "cosas de chicas" de vez en cuando, pero hay tantos cosas que descubrir, que aprender, que me parece absurdo encasillarme en un estándar de comportamiento.

No quiero ni pensar en esas chicas que de verdad son vencedoras de torneos de rol o de videojuegos, que tienen estanterías repletas de libros, y son verdaderas expertas en cine, entre otras cosas. Me encantaría conocerlas y pasar tardes enteras pasándolo bien, siendo chicas perfectamente normales que disfrutan con cosas que otras no se atreven a descubrir, y aprender de ellas.

Una cosa si es cierta y debo confesar: no se cómo comportarme con la mayoría de las personas de mi mismo género. Tengo amigas, y ellas son, en mentalidad, un poco como yo, por eso resulte tan fácil hablar con ellas y me lo paso genial cuando estoy en su compañía, pero con la gran inmensidad de las chicas no sé cómo comportarme. Al recordar todas las experiencias pasadas caigo en la cuenta de que son las chicas las que más daño me han hecho y las que nunca me han aceptado como soy. Quizás por eso se me haga tan sencillo hablar con los chicos, porque quizás sea cierto, y comparta algunos gustos que son típicos de su género. No lo se.

El mundo está lleno de prejuicios, y poner caras raras es muy fácil.
Sólo digo, que hay personas que conocemos otra forma de divertirnos distinta a la del resto, y no por ello somos bichos raros. Muchas veces he hablado con muy buenos amigos, y me han confirmado que si no me conociesen jamás se imaginarían que me gustasen las cosas que me gustan. Y es que, al fin y al cabo, las apariencias engañan...

martes, 4 de septiembre de 2012

#69 Big Brother

¿Nunca os habéis sentidos observados mientras caminábais por la calle? ¿Nunca os habéis enterado de que la persona que menos os esperabais sabía algo de vosotros que vosotros no queríais que supiera? ¿No os paráis a pensar en todas esas redes sociales en las que estamos inmersos día tras día y en si será cierto que usan nuestra información con a saber qué fines? ¿No os asusta?

El caso es que yo si me he parado a pensar en estas cosas alguna vez que otra, y confieso que ha sido la razón principal por la que siempre he decidido borrar cada blog o cada red social en la que estaba.

Ahora que llevo ya algún tiempo con este blog, lo he privatizado un par de veces, por sentir que más personas de las que yo era realmente consciente estaban leyendo el blog. Pero claro, es lógico que así fuese, escribo en un blog en Internet, y si se escribe en un blog de Internet se hace justo para eso: para que la gente te lea. Sin embargo... me sigue resultando difícil admitir que todo el mundo lea lo que escribo.

Si el blog lo he privatizado en un par de ocasiones es por varios motivos. Entre esos motivos está que mi hermano descubriera mi blog (no me preguntéis como), y que no me resulte agradable, o que al menos me incomode, que mi hermano lea todo lo que escribo aquí, pues hay ciertas cosas que son demasiado personales, o que simplemente, reflejan una parte de mí que no estoy acostumbrada a mostrar a mucha gente. Si, ni siquiera a gente de mi propia familia. Qué le voy a hacer, soy así... Otro de los motivos es que me enteré de que personas que quizás no me dirijan la mirada cuando me cruzo con ellas por la calle, leían el blog. Es comprensible sentirte contrariada cuando ves que a ciertas personas le importas poco o nada, o que simplemente no le caes en gracia, y enterarte de que leen tu blog, y de que encima ¡les gustas!. Perdonadme, pero esto no lo entiendo.

Otro gran motivo acerca de guardar mi privacidad en Internet, o al menos en este blog, es el miedo al vacío de Internet. Me refiero a esa gran inmensidad de personas de todo el mundo, algunas cuerdas, otras no tanto, que se dedican a leer y a ver fotos de personas que están o en la otra punta del planeta, o que viven pared con pared.

Sin embargo, esa gran inmensidad también me ayuda a escuchar el eco seco y profundo de lo que escribo, a que la mayoría de las veces le escriba a "nadie".

Quizás me sentiría más cómoda escribiendo si la gente que visita mi blog me dejase un comentario, aunque solo fuera para decirme "hola, soy fulanito, no me conoces de nada, pero me gusta/odio/me es indiferente tu blog".

Seguiré escribiendo en el blog, pero a veces dudo si dejarlo público o privatizarlo definitivamente, y que sólo las personas que yo conozca puedan leer lo que escribo. Así, aprovecho este espacio para animar a todos aquellos que quieran estar en esa lista que me dejen un comentario así expresándolo y yo me pondré en contacto con ellos para tal fin.

Siguiendo el hilo de lo que iba diciendo, hoy, hablando con un amigo al que hace tiempo que no veo, me decía que aunque tenía muchas ganas de hablar conmigo desde hacía mucho tiempo, no había podido hacerlo por falta de tiempo y estar ocupado con otros temas. El caso es, que le pregunté qué quería contarme, y sólo se limitó a preocuparse por mi. Yo insistía, y me confesó que acostumbraba a leer mi blog, que le gustaba, pero que se sentía un poco mal sabiendo tantas cosas de mí que yo escribía aquí y pensar que él no me contaba nada acerca de sí mismo. Yo intenté explicarle que no me debía nada, que esto lo hacía para mí misma, y que daba la casualidad que a algunas personas le gustaba. El caso es, que me agradó ese sentimiento que tuvo, el sentirse en deuda conmigo (sin tener nada en realidad que deberme). Por decirlo de alguna forma, también deseaba compartir conmigo este tipo de pensamientos y reflexiones que yo comparto con todos por aquí. Así, hemos quedado para tomar un café o cualquier otra cosa y simplemente hablar.

El mundo sería más sencillo así: hablando cara a cara, compartiendo miedos y dudas con seres queridos, tomando un té cada ciertos días para preocuparse por la otra persona.

Si eso existiese, yo no tendría necesidad de escribir...
O quizás sí, pero escribiría sobre otras cosas.

Junto a esto quiero traer la idea de la privacidad. Yo, como muchos otros, utilizo gran cantidad de redes sociales, y me gusta utilizarlas, pero siempre pienso en que podría pasar en un futuro con toda esa información que yo dejo verter sobre sus bases de datos. Da un poco de miedo pensar en todo eso... aunque siga usándolas.

Aún así, ese pensamiento de que nos observan continuamente viene a mi cabeza de vez en cuando.

(Si, una entrada un poco paranoica. Pero es lo que pienso)

sábado, 1 de septiembre de 2012

#68 Letras tras Londres



¡Ya he vuelto de Londres! Bueno... habría que decir ¡ya vuelvo a escribir tras mi regreso de Londres!, porque en realidad, llevo aquí en Sevilla una semana casi, pero me daba mucha pereza escribir, para ser sinceros. Aunque para ser aún más sinceros, lo que me daba pereza era escribir aquí, porque he estado escribiendo desde que cogí el primer vuelo en una pequeña libreta. Es un placer escribir a mano, por lo menos para mi lo es. Es como si hablaras con otra persona, con tu persona del futuro o algo así, que se transforma cuando pasa el tiempo, y que tras los años, te descubres a ti misma leyendo a tu yo del pasado. Podréis pensar que pasa lo mismo con los blogs en Internet, pero es algo totalmente distinto.


Tu propia caligrafía revela mucho del estado de ánimo en el que escribes en un momento dado, así como el lugar y la superficie en la que te apoyas para escribir. No es lo mismo escribir sobre tus rodillas sentada en un banco, o sobre la mesita plegable de un avión, que sobre el césped, sobre un escritorio firme o en la cama (sea en la postura que sea). Lo de escribir a mano lo hago desde hace muchos, muchísimos años. De pequeña escribía diarios que aún tengo guardados, incluso llegué a compartir un diario con tres amigas en el colegio, que nos íbamos pasando cada pocos días. Luego continué escribiendo en cuadernos, alternando éstos con blogs en Internet, y aunque hacía mucho que no escribía a mano, es algo con lo que me he vuelto a reencontrar este Verano con el viaje a Londres. En un pequeño cuadernito, las noches que no llegaba muy cansada de tanto andar me ponía a escribir en la habitación todo aquello que nos había pasado durante el día. Me sienta muy bien escribir, me quedo tranquila, como si mis recuerdos estuviesen guardados bajo llave y nadie pudiera robármelos.

Creo que es un miedo que siempre he tenido. Perder mis recuerdos. Creo que es una de las cosas que más me aterran en este mundo. Eso y quedarme completamente sola. Bueno, y la oscuridad. Pero esos son otros temas.

Londres ha sido una de esas experiencias que no me gustaría olvidar jamás. Ni siquiera me gustaría olvidarme del dolor de pies que sentía cada noche al volver a la habitación. Es una ciudad para vivirla, para admirarla, de la que te enamoras.

Lo que más me ha gustado de allí ha sido lo bien que me sentía entre todo el mundo, como una más. Todo el mundo trataba bien a todo el mundo, no gritaba ni se metía en los asuntos de nadie, no se te quedaban mirando fijamente. El bullicio del metro, la tranquilidad de sus parques, la inocencia de los niños, la majestuosidad de la importancia que aún siguen dando a la realeza y esos días siempre grises con algunos rayos de Sol perdidos. El color verde de cada rincón. El sonido perfecto de las campanadas del Big Ben.

Cada experiencia de tal envergadura siempre me cambia un poco por dentro, y este viaje ha sido un deseo continuo de continuar sintiendo lo que sentía entre las calles de Londres.

No me importaría perderme por allí alguna que otra vez, o incluso, vivir...

lunes, 13 de agosto de 2012

#67 Project London Vol. II

Anoche se acabaron las Olimpiadas de Londres 2012, y hoy comienza la cuenta atrás para que yo esté en Londres. ¡Sólo queda una semana!

Si ya os comenté cómo comenzó la búsqueda del hotel y cómo realizamos la reserva, ya os he contado la parte más importante para realizar un viaje, sin embargo, lo peor es la espera, pero en esa espera hemos hecho algunas cosas y eso es lo que quiero contaros hoy: cómo he estado preparando el viaje todo este tiempo, y en especial, estos dos últimos meses.

Cómo soy una persona muy perfeccionista y me gusta planificar bien las cosas lo primero que quise hacer fue comprar un guía de viajes, de estas bonitas que venden en librerías, con fotos, mapas, sitios qué ver con su historia e información, horarios, consejos, sitios para comer y otras cosas. Él y yo dimos algún que otro paseo por el centro de la ciudad saltando de librería en librería y nos dimos cuenta que todas se parecen mucho, y que si queríamos una buena guía debíamos gastar bastante dinero. Así que hicimos otra cosa: hojeamos algunas guías por encima y vimos que sitios tenían en común la mayoría de ellas o aquellos que nos llamaban más la atención y tomamos nota. El paso siguiente fue crear un mapa interactivo en Google Maps con marcadores de distintos colores, que podéis ver aquí mismo. Así, con la lista que habíamos creado tras hojear varias guías y buscando en Internet creamos un mapa en el que situar las zonas de más interés y poder dividir cada día del viaje en zonas concretas para no perder mucho tiempo. Él y yo nos reunimos una tarde, y teniendo en cuenta el día y la hora de llegada, anotamos para cada día de la semana los posibles sitios a visitar y así evitar dudas.

Debo confesar que a partir de esa tarde casi me he encargado yo sola de lo demás. Él o ha estado en otro lugar o ha tenido que estudiar para los exámenes de Septiembre, así que yo me he encargado de redactar una guía personalizada para que nuestra estancia en Londres sea provechosa y podamos conocer a fondo la ciudad. Esa guía personalizada tiene como fuente base Internet, y en especial, ésta página web, si bien he tenido que consultar en las páginas oficiales de los Museos y otros sitios de interés información relevante como horarios, exposiciones o requisitos posibles. Se recogen las direcciones, las estaciones de metro indicadas para cada sitio, los horarios, algunos consejos que he encontrado y recomendaciones, así como los precios aproximados de algunas e indicaciones y notas importantes para nosotros en especial.

Los sitios planeados a visitar son, entre otros, Hyde Park, Royal Albert Hall, Kensington Palace, Notting Hill, Buckingham Palace, St. James’s Park, Big Ben (o Elizabeth Tower), Westminster Palace, Scotland Yard, British Museum, Forbidden Planet, Soho, Hamleys, Picadilly Circus, Leicester Square (Odeon, Tienda M&M’s, etc), China Town, Abadía de Westminster, Trafalgar Square, National Gallery, Covent Garden, Museo de Historia Natural, Portobello Road, Little Venice, Candem Town, Museo de la Ciencia, Museo de Historia Natural, Torre de Londres, Tower Bridge, Borough Market, Tate Modern Museum, The Globe, London Bridge, The Monument y La Catedral de San Pablo.

Seguro que no nos da tiempo de verlo todo y seguro que vemos otras cosas que no están aquí, nuestro deseo es empaparnos de la ciudad, ser londinenses durante cinco días, y poder disfrutar juntos Él y yo. Tengo muchísimas ganas de ver la ciudad, pero sobretodo, de estar a solas con Él una semana entera, lejos de todo y de todos, en una ciudad en la que nadie nos conoce, donde podemos hacer lo que nos plazca.

Junto con la elaboración de la guía, el hecho de que los tíos de Él hayan hecho un viaje por Reino Unido ayuda bastante en tres cosas: mapas, dinero y consejo. Gracias a ellos tenemos algunos mapas muy útiles que podremos utilizar, y puesto que aún les quedaban muchas libras, decidimos hacer el cambio de divisa de una forma más rápida y sin tener que pagar comisiones en el banco. Pero sobretodo, lo mejor de esta situación ha sido poder escuchar anécdotas, consejos y recomendaciones cercanas.

Además de esto, y aunque no es estrictamente necesario, pensábamos renovar el pasaporte, pero estando económicamente las cosas como están y sabiendo que cuesta dinero sacarte el pasaporte, descartamos la idea. Lo que si hemos hecho ha sido sacarnos la Tarjeta Sanitaria Europea, por si surge algún imprevisto poder contar con la asistencia británica sin necesidad de aportar un dinero extra. Aclaro, que si no sois contribuyentes directos de la Seguridad Social, la tarjeta está a nombre de a quien vosotros estéis asociados: padre, madre u otro tutor/a. Además, si ese contribuyente está en paro, no podréis optar a tener la tarjeta oficial, sino un sustitutorio, que es justo lo que me pasó a mi.

Y para terminar todo el papeleo, el bono de reserva del hotel debemos llevarlo impreso (aunque ya envié un correo al propio hotel asegurando la reserva) junto con el localizador y la información de los vuelos.

Junto con todo esto, he comenzado a hacer una lista de las cosas que debo llevarme, otras que debo comprar y anotar los regalos que me han pedido que traiga de allí, así como algunas anotaciones para no perdernos en la T4 de Madrid.

Lo cierto es que Él y yo estamos muy nerviosos y emocionados, y esperamos ansiosos que pasen estos siete días para poder estar allí por fin. ¡Qué ganas!

Aquí os dejo algunos enlaces que a mi me han resultado muy 
útiles para recopilar información relevante sobre Londres
y nuestro propio mapa personalizado!:

El mapa: http://goo.gl/maps/WRLLU

miércoles, 8 de agosto de 2012

#66 Gran cine de silencios

Hace unos días me fijé en que me estaba volviendo más callada, en que pensaba más las cosas antes de decirla, que escuchaba más y que en definitiva... a penas hablaba mucho. Ni con mi familia, ni con mi chico, ni con mis amigos. Me sentía extrañamente tranquila, como si estuviera viendo una película en la que sabes que debes guardar silencio porque los protagonistas no te escucharán. Así me sentía, en medio de una gran cine vacío viendo como todo pasaba en forma de película. Las personas que se encontraban ante mí hablaban, y yo a veces asentía o sólo lanzaba una mirada que intentaría suplir la carencia de palabras.

Hacía días que me veía muy callada. Respondía, y hacía preguntas cortas, pero no mucho más.

Pero ayer, en una terraza de Verano, mientras el calor de la noche de Agosto en Sevilla, rodeada de amigos, me desinhibí. Perdí todo eso que me mantenía callada, en mi sitio, de forma elegante y expectante, y me lancé a las risas, a hablar por los codos, a desvelar cosas que no tenía por qué desvelar, a confesar cosas que realmente no sentía, a discutir temas personales delante de todos. En definitiva, me pasé de payasa y acabé siendo una bocazas.

No me gusta. Si, en el momento me lo paso pipa, y me río muchísimo, pero no está bien ser tan bocazas. Ni si quiera a veces. Y lo peor es que un día de éstos puedo hacer daño a alguien que me importa mucho y sin darme cuenta si quiera.

Las palabras son como las balas, una vez que salen disparadas impactan y no hay marcha atrás, se te clavan y pueden hacer mucho daño.

Creo que estoy mejor en mi gran cine, expectante de lo que hacen y dicen los demás, si alguien quiere acompañarme, puedo compartir las palomitas.

domingo, 5 de agosto de 2012

#65 Momo y Cassie: la clave de la inmortalidad


"Pero lo que más le gustaba a Gigi era contarle cuentos sólo a Momo, cuando no escuchaba nadie más. Casi siempre eran cuentos que trataban de los propios Gigi y Momo. Y sólo estaban destinados a ellos dos y eran totalmente diferentes a los que Gigi contaba en otras ocasiones.

Una noche hermosa y cálida, los dos estaban sentados callados en los escalones de piedra. En el cielo brillaban ya las primeras estrellas y la luna se perfilaba, grande y plateada, sobre las siluetas negras de los pinos.

—¿Me cuentas un cuento? —pidió Momo.
—Está bien —dijo Gigi—. ¿De quién?
—De Momo y Girolamo, si puede ser —contestó Momo.
Gigi reflexionó un momento y preguntó:
—¿Y cómo ha de llamarse?
—Quizá… ¿el cuento del espejo mágico?
Gigi asintió, pensativo:
—Eso suena bien. Veamos qué pasa.

Puso un brazo alrededor de los hombros de Momo y comenzó:

«Érase una vez una hermosa princesa llamada Momo, que vestía de seda y terciopelo y vivía muy por encima del mundo, sobre la cima de una montaña, cubierta de nieve, en un castillo de cristal.
Tenía todo lo que se puede desear, no comía más que los manjares más finos y no bebía más que el vino más dulce. Dormía sobre almohadas de seda y se sentaba en sillas de marfil. Lo tenía todo, pero estaba completamente sola.

Todo lo que la rodeaba, la servidumbre, las camareras, gatos, perros y pájaros e incluso las flores, todo, no eran más que reflejos de un espejo.

Porque resulta que la princesa Momo tenía un espejo mágico grande, redondo y de la más pura plata. Lo enviaba cada día y cada noche por todo el mundo. Y el gran espejo flotaba sobre países y mares, sobre ciudades y campos. La gente que lo veía no se sorprendía, sino que decía: “Es la luna”

Y cada vez que el espejo volvía, ponía delante de la princesa todos los reflejos que había recogido durante su viaje. Los había bonitos y feos, interesantes y aburridos, según como salía. La princesa escogía los que le gustaban, mientras que los otros los tiraba simplemente a un arroyo. Y los reflejos liberados volvían a sus dueños, a través del agua, mucho más de prisa de lo que te imaginas. A eso se debe que veas tu propia imagen reflejada cuando te inclinas sobre un pozo o un charco de agua.

A todo esto he olvidado decir que la princesa Momo era inmortal. Porque nunca se había mirado a sí misma en el espejo mágico. Porque quien veía en él su propia imagen, se volvía, por ello, mortal. Eso lo sabía muy bien la princesa Momo, y por lo tanto no lo hacía. De ese modo vivía con todas sus imágenes, jugaba con ellas y estaba bastante contenta.

Pero un día, el espejo mágico le trajo una imagen que le interesó más que todas las otras. Era la imagen de un joven príncipe. Cuando lo hubo visto le entró tal nostalgia, que quería llegar hasta él como fuera. Pero, ¿cómo? No sabía dónde vivía, ni quién era, no sabía ni siquiera cómo se llamaba.

Como no encontraba otra solución, decidió mirarse por fin en el espejo. Porque pensaba: a lo mejor el espejo llevará mi imagen hasta el príncipe. Puede que mire casualmente hacia el cielo, cuando pase el espejo, y verá mi imagen. Acaso siga el camino del espejo y me encuentre aquí.

Así que se miró largamente en el espejo y lo envió por el mundo con su reflejo. Pero así, claro está, se había vuelto mortal.

En seguida oirás cómo sigue esta historia, pero primero he de hablarte del príncipe.

Este príncipe se llamaba Girolamo y vivía en un reino fabuloso. Todos los que vivían en él amaban y admiraban al príncipe. Un buen día, los ministros dijeron al príncipe: “Majestad, debéis casaros, porque así es como debe ser.”

El príncipe Girolamo no tenía nada que oponer, de modo que llegaron al palacio las más bellas señoritas del país, para que pudiera elegir a una. Todas se habían puesto lo más guapas posible, porque todas querían casarse con él.

Pero entre las muchachas también se había colado en el palacio un hada mala, que no tenía en las venas sangre roja y cálida, sino sangre verde y fría. Claro que eso no se le notaba, porque se había maquillado con mucho cuidado.

Cuando el príncipe entró en el gran salón dorado del trono, para hacer su elección, ella pronunció rápidamente un conjuro, de modo que Girolarno no vio a nadie más que a ella. Y además le pareció tan hermosa, que al momento le preguntó si quería ser su esposa.

—Con mucho gusto —dijo el hada mala—, pero pongo una condición.
—La cumpliré —respondió Girolamo, irreflexivo.
—Está bien —contestó el hada mala, y sonrió con tanta dulzura, que el desgraciado príncipe casi se marea—, durante un año no podrás mirar el flotante espejo de plata. Si lo haces, olvidarás al instante todo lo que es tuyo. Olvidarás lo que eres en realidad y tendrás que ir al país de Hoy, donde nadie te conoce, y allí vivirás como un pobre diablo. ¿Estás de acuerdo?
—Si no es más que eso —exclamó el príncipe Girolamo—, la condición es fácil.

¿Qué ha ocurrido mientras tanto con la princesa Momo?

Había esperado y esperado, pero el príncipe no había venido. Entonces decidió salir a buscarle ella misma. Devolvió la libertad a todas las imágenes que tenía a su alrededor. Entonces bajó, totalmente sola y en sus suaves zapatillas, desde su palacio de cristal, a través de las montañas nevadas, hacia el mundo. Recorrió todos los países, hasta que llegó al país de Hoy. A estas alturas sus zapatillas estaban gastadas y tenía que ir descalza. Pero el espejo mágico con su imagen seguía flotando por el cielo.

Una noche, el príncipe Girolamo estaba sentado en el tejado de su palacio dorado y jugaba a las damas con el hada de la sangre verde y fría. De repente cayó una gota diminuta sobre la mano del príncipe.

—Empieza a llover —dijo el hada de la sangre verde.
—No —contestó el príncipe—, no puede ser porque no hay ni una sola nube en el cielo.

Y miró hacia lo alto, directamente al gran espejo mágico, plateado, que flotaba allí arriba. Entonces vio la imagen de la princesa Momo y observó que lloraba y que una de sus lágrimas le había caído sobre la mano. En el mismo momento se dio cuenta de que el hada le había engañado, que no era hermosa y que en sus venas sólo tenía sangre verde y fría. Era a la princesa Momo a la que amaba en verdad.

—Acabas de romper tu promesa —dijo el hada verde, y su cara se crispó hasta parecer la de una serpiente— y ahora has de pagarlo.

Introdujo sus largos dedos verdes en el pecho de Girolamo, que se quedó sentado como paralizado, y le hizo un nudo en el corazón. En ese mismo instante olvidó que era el príncipe Girolamo. Salió de su palacio y de su reino como un ladrón furtivo. Caminó por todo el mundo, hasta que llegó al país de Hoy, donde vivió en adelante como un pobre inútil desconocido y se llamaba simplemente Gigi. Lo único que había llevado consigo era la imagen del espejo mágico que desde entonces quedó vacío.

Mientras tanto, los vestidos de seda y terciopelo de la princesa Momo se habían gastado. Ahora llevaba un chaquetón de hombre, viejo, demasiado grande, y una falda de remiendos de todos los colores. Y vivía en unas ruinas.

Aquí se encuentran un buen día. Pero la princesa Momo no reconoce al príncipe Girolamo, porque ahora es un pobre diablo. Tampoco Gigi reconoció a la princesa, porque ya no tenía ningún aspecto de princesa. Pero en la desgracia común, los dos se hicieron amigos y se consolaban mutuamente.

Una noche, cuando volvía a flotar en el cielo el espejo mágico, que ahora estaba vacío, Gigi sacó del bolsillo la imagen y se la enseñó a Momo. Estaba ya muy arrugada y desvaída, pero aún así, la princesa se dio cuenta en seguida que se trataba de su propia imagen. Y entonces también reconoció, bajo la máscara de pobre diablo, al príncipe Girolamo, al que siempre había buscado y por quien se había vuelto mortal. Y se lo contó todo.

Pero Gigi movió triste la cabeza y dijo:

—No puedo entender nada de lo que dices, porque tengo un nudo en el corazón y no puedo acordarme de nada.

Entonces, la princesa Momo metió la mano en su pecho y desató, con toda facilidad, el nudo que tenía en el corazón. Y, de repente, el príncipe Girolamo volvió a saber quién era. Tomó a la princesa de la mano y se fue con ella muy lejos, a su país.»

Una vez que Gigi hubo concluido, ambos callaron un ratito; después Momo preguntó:

—¿Y después han sido marido y mujer?
—Creo que sí —dijo Gigi—, más tarde.
—¿Y han muerto mientras tanto?
—No —dijo Gigi con decisión—. Eso lo sé exactamente. El espejo mágico sólo hacía a alguien mortal, cuando se miraba en él a solas. Pero si se miran dos, vuelven a ser inmortales. Y eso hicieron estos dos.
La luna se veía grande y plateada sobre los pinos negros y hacía brillar misteriosamente las viejas piedras de las ruinas. Momo y Gigi estaban sentados en silencio el uno al lado del otro y se miraron largamente en ella: sintieron con toda claridad que, durante ese instante, ambos eran inmortales."

Extracto del capítulo “Cuentos para muchos y cuentos para una” 
de Momo, por Michael Ende

"Se que estaba perfectamente
el viernes cuando desperte,
si acaso mas impacible que de costumbre

Cuando entré a la cocina
para prepararme algo de desayuno.
Ella estaba ahí bastante deprimida,
me dijo que habia estado en una fiesta
demasiado aburrida.

-No paré de bailar.

Me pregunté como habia empezado.
Los demas estaban tan sorprendidos
que se quedaron paralizados.

-Tengo que decirte algo- dijo pausadamente,
sus oscuros ojos se abrieron con la mirada perdida.

-Ese es tu problema- le dije.
-Por fin se lo que quiero ser.

Ella apartó la cara y le miró fijamente
sus ojos se aterraron,
estaba mirando hacia el techo con serenidad.
Tomo un solo sorbo de agua.

-Ser adulto es muy complicado.
No podia imaginarle cometiendo un error de calculo.
-No te creo
Ella no se lo creía.

¿Por qué te intereso tanto?

-Son inmortales- dijo calmadamente.
No es mas que un pastel."

Monólogo del personaje Cassie Ainsworth de la serie británica Skins.
Penúltimo capítulo de la segunda temporada.




miércoles, 1 de agosto de 2012

#64 Arena en los pies (o lo que pasó en Julio)

Julio se va... Siempre me parece uno de los meses más largo del año. Y eso no tiene por qué ser malo, al contrario. Creo que esa sensación viene de todas las cosas que hago en un solo mes. Es como los Viernes, que a veces me parecen tan largos que al día siguiente dudo si todo ocurrió en un día u dos.

Ha sido un buen mes. Ha habido buenos momentos, recuerdos y cambios.
El mes comenzó con nuestros típicos paseos por la ciudad y cenas de Él y yo, y pude ver a amigos, y despedir a otros para sus viajes veraniegos. Pasé una noche estupenda viendo a actuar a una amiga en un musical. He pasado unos estupendo días en la playa con Él y su familia. Pude disfrutar de una estupenda fiesta hawaiana con amigos. Los días de piscina y amigos se han repetido de forma natural y divertida.Y mi padre... ha encontrado trabajo. Es más, hoy ha sido su primer día. Esto es, quizás, lo que más ganas tenía de escribir en el blog desde que escribí en la entrada #34. La noticia se recibió en mi casa con profunda alegría y se dejó notar en el ambiente desde el primer momento. Estamos un poco más felices, y más tranquilos.

La situación del país es deprimente pero al menos mi familia respira un poco más aliviada. Han sido sólo cinco meses, en comparación con el gran número de familias que están en paro, y cuya cifra aumenta. Estos meses nos han enseñado a valorar las pequeñas y las grandes cosas. Lamento la situación que están pasando miles de familias de mi país, de mi comunidad, de mi provincia, de mi ciudad, de mi barrio. Mi padre ha encontrado trabajado, pero nosotros, el pueblo, seguimos sufriendo con cada decisión sin sentido de este gobierno que se ha elegido en una situación de estrés y miedo.

Cada vez veo más una realidad que una simple posibilidad el hecho de exiliar a otro país, donde al menos tener la esperanza de encontrar un trabajo bien remunerado, una sanidad digna y una educación bien estructurada en la que educar a unos futuros hijos en un ambiente de respeto, y no en uno de depresión y decisiones dictatoriales como éste.

Mientras tanto, intento vivir.

Quiero aprovechar para confesar que estoy bastante nerviosa a falta de tan sólo 20 días para estar en Londres. Seguro que la anoche anterior no pego ojo ¡porque ya sueño con las cosas qué haremos y veremos!.

Espero que os vaya bien el Verano, (y que no os haya matado de aburrimiento esta entrada tan sosa, sólo me apetecía escribir).

P.D.: ¡La foto que aparece en la entrada anterior va a participar en un concurso! Una amiga aficionada a la fotografía, y autora de la foto, la va a presentar a un pequeño concurso que pretende captar la esencia del Verano. Podéis entrar AQUÍ para que si queréis, le déis un "Me Gusta". Espero que tenga mucha suerte ¡y gane! 

jueves, 26 de julio de 2012

#63 Sometimes, Forever...


A veces estoy muy callada, y parezco seria y preocupada.
A veces estoy triste sin ningún motivo.
A veces me enfado por cualquier tontería.
A veces no quiero ni besos ni cosquillas.
A veces sólo quiero estar sola.

Pero eso es sólo a veces...
El siempre es que te quiero.

martes, 10 de julio de 2012

#62 Convertirme en pez

Me cuesta hablar de la familia, y más ahora que me prometí a mi misma que iba a hablar mucho menos. Creo que es la parte de mi vida, de mi misma, más triste, y quizás la que más me ha enseñado, pero a veces ciertos momentos, ciertos recuerdos me acechan por la noche, bajo las sábanas, entre lágrimas, o paseando, viendo a alguna familia aparentemente tan feliz. Yo intento ignorar esos pensamientos, intentar, que con el tiempo, desaparezcan de mi memoria.

 La familia... duele.

 Yo que estoy tan interesada en las relaciones humanas, la psicología, la filosofía y los niños, se me llena la boca exaltando la importancia de la familia como pilar básico para el desarrollo normal.

Tuve una infancia muy feliz, y una adolescencia complicada, como todos. Se podría decir que he vivido una vida, hasta ahora, con normalidad. Pero una cosa es lo que pueda aparentar, y otra cosa muy distinta es como me he sentido en esos momentos. He tenido que madurar antes de tiempo, o quizás, de despertar.

El otro día, mi hermano, de 14 años, y yo, fuimos los dos solos a ver una película al cine. Nunca había hablado con mi hermano de nada verdaderamente importante, y sin embargo me encontré a mi misma, en unas escaleras, confiándole cosas que solo comparto con amigos muy íntimos y cercanos. Hablamos sobre mi, mis decisiones, sobre nuestros padres y el resto de la "familia", sobre sus miedos y sus recuerdos, sobre mi pareja actual y algunas aventuras. Fue un poco raro, porque se nos humedecieron los ojos de forma contenida al darnos cuenta de que ambos teníamos algo en común: malos y buenos recuerdos, que nos marcaron y nos marcaran de por vida, y ese miedo incontenible de ser consciente de todo.

 Al día siguiente, fuimos al pueblo de mis padres, en el que yo había pasado parte de mi infancia, para ver a mi abuelo de casi 85 años al que hacía más de dos años que no veía, por motivos que aquí no merecen su sitio. Tras una breve visita, sin mucho de qué hablar ni que decir, fuimos a visitar a mis tíos a su casa en el campo. Allí estaban los hijos de mi prima de cuatro y ocho años. Gracias a ellos encontré la excusa perfecta para dar una vuelta en bici con ellos por los alrededores cuando mi madre se puso a desenterrar recuerdos que debían ya estar más que muertos.

 Montada en la bici, paseando con los niños por las calles de la urbanización y saludando a las vacas, los caballos o los vecinos que nos encontrábamos me sentía un poquito más serena. Paramos a tomar un helado en una casa que vendía golosinas, y los críos empezaron a contarme cosas de sus primos o de lo que iban a hacer estas vacaciones. Yo les preguntaban y ellos a mí. Todo era fácil y sencillo.

 Lo cierto es que tengo muchas cosas que decir de mi familia, pero Internet no es el lugar idóneo para ello, ni yo tengo las fuerzas suficientes para escribirlas. Sólo me apetecía remarcar un aspecto de mí, que poca gente conoce y conocerá, sólo para que no juzguen antes de tiempo. Simplemente me apetecía, pues... quizás intentar ver que yo también tengo una familia, que por mucho que me quiera y se preocupe por mi, a veces, duele demasiado.


 "A veces me gustaría convertirme en pez. 
Olvidarlo todo a los tres segundos y seguir nadando tan feliz"


PD.:  Entiéndase que esta entrada no rompe el propósito de no hablar tanto sobre mi familia (¡que va viento en popa!). Es mi blog, mi cajón de desahogo y desvarío, de las confesiones a nadie.

lunes, 9 de julio de 2012

#61 Project London Vol. I

Bueno, como ya he mencionado en algunas entradas, en Agosto... ¡nos vamos a Londres!
Tras la decisión que tomamos Él y yo allá por Noviembre, siempre que queríamos escaparnos mentalmente a algún lugar nos íbamos a la orilla del río Támesis a pasear cogidos de la mano a ver un atardecer.

Londres ha sido una ilusión de Noviembre que se materializó rápidamente en el mes de Febrero. Digo rápidamente, porque la reserva del vuelo y del hotel en cuestión la hicimos en una semana. La única semana de descanso que hay entre un cuatrimestre y otro en la Universidad. Y ahora, que queda poco más de un mes para que pisemos tierras inglesas, es hora de empezar a contaros como ha sido todo el proceso del pre-viaje, y que podáis leer los últimos detalles antes de que nos embarquemos en la que es, ¡mi primera aventura fuera de España en solitario! (O casi...)

En siete días pasé de ser una total ignorante en cuestión de hoteles a convertirme en experta en webs de viajes, de opiniones de consumidores o de vuelos. Al principio comienzas con un simple "Hotel en Londres" en el buscador de Google, y luego ya, te vuelves más exigente. Primero comenzamos a buscar por las proximidades de la zona de la Estación Victoria, ya que algunos amigos y conocidos nos habían dicho que era la mejor zona en cuestión calidad-precio teniendo en cuenta un bajo presupuesto. Pero ya en Febrero, muchos hoteles estaban pillados, y los que no lo estaban dejaban mucho que desear. ¿Que cómo supimos estos? ¡Oh! Gracias a esas webs en las que la gente se dedica a comentar como de bueno o malo (sobretodo esto) les ha parecido tal o cual cosa. La verdad que muchas de la fotografías que aparecían en los apartados de los hoteles parecían sacadas de películas de terror. Por otro lado, en hoteles que parecían de buena calidad, algunas personas se quejaban de nimiedades como la comida, o las camas, pero a ver, no estás en tu casa, y todos sabemos que Reino Unido no es precisamente famoso por su gastronomía.

Buscando me llevé casi tres días, y al tercero acabé cansada, agobiada y frustrada. No encontraba nada a buen precio que mereciese la pena. Ya creía que todo lo que había estado ahorrando durante casi dos años no iba a ser suficiente para pasar unos días en Londres. Él me tomó el relevo, pero, o encontraba lo mismo que yo, o simplemente, no encontraba nada mejor.

Pero un día, mientras comía, mi madre me preguntó si no había consultado con la agencia de viajes por Internet, Muchoviaje. Lo cierto es que me sentí un poco tonta al no haber caído en esa opción, así que, por probar, puse los días en los que pensamos ir, y así, de casualidad ¡lo encontramos!.

Tuvimos suerte, porque tras encontrar el Hotel al que definitivamente iremos, ninguno nos parecía tan bueno como ese. El Hotel en cuestión no es muy típico, a decir verdad. No se si os sonará el Imperial College, pero es (copiado de Wikipedia) una prestigiosa universidad británica, especializada en la ciencia, la ingeniería, la medicina y los negocios. Regularmente emplazada entre las tres mejores universidades británicas junto con Cambridge y Oxford, el Imperial College fue nombrada 5ª mejor universidad del mundo por el ranking de THE - QS World University Rankings. Y vosotros diréis "¿bueno y qué? ¿qué tiene que ver esta Universidad con el Hotel del que nos estás hablando?" ¡Pues más de lo que imagináis! Porque me hospedo justamente ahí. ¿Y cómo? Pues sencillo: resulta que la residencia universitaria, durante los meses que van de Julio a Septiembre está abierta al público general en forma de Hotel de tres estrellas. Lo mejor de todo, es que el desayuno está incluido, y podremos disfrutar (si nos da tiempo) de muchas de sus instalaciones, como la piscina, el gimnasio o el spa. Está, además, justo al lado del Royal Albert Hall, muy cercano a Hyde Park, y al Museo de Historia Natual o al Museo de la Ciencia de Londres. Vamos... ¡incomparable!.Además, junto con el Hotel, pudimos reservar al mismo tiempo los vuelos. Aprovechamos, y pudimos comprobar, que por poco dinero adicional, podíamos volar con una buena aerolínea. Así que, nuestros vuelos correrán a cargo de Iberia (para llegar de Sevilla a Madrid), y de British Airways (para llegar de la capital española a la capital de Inglaterra y Reino Unido). Tuvimos en cuenta además el aeropuerto londinense, de los seis que tiene, que mejor acceso a la ciudad tenía, y por este motivo, nuestro avión aterrizará en el aeropuerto de Heathrow, el más cercano a la ciudad, y el único con estación de metro.

Lo cierto, es que a primera vista las condiciones del viaje son estupendas, al menos a nosotros nos lo parece: reserva de una twin room (es decir, una habitación con dos camas separadas; muy distinto a una double room, que es una habitación con una cama de matrimonio), con desayuno incluido, del 20 al 25 de Agosto, en un Hotel que es un edificio histórico, bien situado y bien comunicado, más vuelos de ida y vuelta con escala en Madrid en aerolíneas de calidad, todo, para dos personas... ¿Por cuánto? ¡Por menos de 900€!

En mi ilusa idea, pensaba que con 300€ tendría suficiente para reservar cinco noches de hotel y los vuelos de ida y vuelta, pero cuando te enfrentas a la realidad la cosa es bien distinta, y al fin y al cabo, sólo he tenido que aumentar unos 150€ de lo que tenía pensado (el tema del dinero va a ser muy recurrente cuando hablemos de Londres, porque aunque no me guste hablar de este tema, en cuestión de viajes, es importante).

Desde que reservamos en Febrero nos ha dado tiempo de pensar, planear y hacer muchas cosas relacionadas con el viaje, que os contaré en otra ocasión.


Aquí os dejo algunos enlaces que a mi me han resultado muy 
útiles en la búsqueda del hotel y de los vuelos, y que si a ti te
 pueden ayudar, pues ¡mejor que mejor!:



jueves, 5 de julio de 2012

#60 Tú, Verano

Primeras semanas de Verano geniales. Sólo quería dejarlo por escrito, inamovible.

Disfrutando de amigos y de Él. De los partidos de España y un poco de la familia. De tarrinas de helados gigantes en una ciudad azotada por la primera ola de calor veraniega. De paseos por la ciudad en la noche y cenas en la orilla del río con amigos. De silencios, comida italiana en un desván y frapuccinos helados. De paseos por el parque y comida china. De fotos con mi querida Diana y artistas callejeros. Del calor y la paz que trae el Verano.

La semana pasada, el cine fue protagonista, pudiendo disfrutar de una sesión de cine de Verano al aire libre, con música en directo a cargo de Dan Kaplan & Krooded Tree durante el visionado de 'Sunrise' (1927) de Murnau (si, el famoso director de cine mudo que dirigió la maravillosa y terrorífica película 'Nosferatu', de 1922). En otra ocasión, pude disfrutar en compañía de Él, en el pequeño, un poco destartalado y antiguo pero con encanto cine Avenida de la película 'La Délicatesse' en V.O.S.E.. La película me maravilló, no solo porque fuera cine francés (que es uno de mis favoritos), ni porque fuese en versión original (y pudiera deleitarme por los sonidos de ese idioma que yo tanto amo), ni tan siquiera porque actuase Audrey Tautou (querida Amélie), o fuese una "comedia" romántica (aunque se me escapó alguna que otra lagrimilla de emoción; yo soy así...), sino porque Él estaba a mi lado, cogiéndome de la mano en todo momento, acariciando mis dedos y apretando mi palma con la suya fuertemente.

Me gustan tus "de repente", tus fotos improvisadas, y las cosquillas hasta que no puedo respirar. Que duermas la siesta en mi regazo mientras acaricio tu pelo. Discutir por las tonalidades de amarillo de los coches o ir de un lado a otro planeando nuestro viaje a Londres. Jugar a los secuestros y perseguirte por la casa, y otras cosas... 


No es porque sea Verano, es porque estoy contigo.

miércoles, 27 de junio de 2012

#59 Cicatrices

Hay canciones en las que me estorba la letra.
Otras el videoclip es lo mejor con lo que me puedo quedar.
A veces sólo me gusta por ciertas partes de la canción.

Pero ésta...
Ésta canción resume una historia que ha acabado.


Nos quedaremos con los recuerdos, con los momentos, con las fotografías y con alguna cicatriz, física o no.
Al final todo se resume en eso, en cicatrices.

lunes, 25 de junio de 2012

#58 Adiós

Íbamos a escribir un libro. Nos prometimos que las cosas iban a ir a mejor, que los dos intentaríamos curar nuestra amistad. Hablamos, lloramos, reímos. Pero el tiempo se hace notar y se siente pesado aquí, en el lugar de la balanza que más pone porque esto salga a flote.

No es que haya cambiado, es que he avanzado, he seguido madurando. Hago las mismas cosas, tengo los mismos amigos. Si he olvidado a alguien es porque primero ellos me olvidaron a mi. No pensé que tú te convertirías en uno de "ellos", y al parecer, a eso hemos llegado.

Lo siento, pero yo no puedo seguir luchando. A ti te resultará duró, y creerás que eres, de los dos, al que más trabajo le está costando, pero no es así. Yo también siento. Y ahora mismo, lo que siento es que es inútil continuar en algo que por lo visto, a los dos nos cuesta mucho.

No voy a dejarte en tu Inbox más mensajes. Ni voy a esperar a que me escribas o me llames. Yo ya me he cansado de esperar, de imaginar que todo volvería a ser como antes, pero seamos realistas: nada volvió a ser como antes y nada lo volverá a ser.

Quizás lo mejor sea pasar página de una vez por todas, de verdad.
No voy a escribir más sobre ti, porque veo que no recibo respuesta, o si la recibo, viene con aroma de apatía y desgana.

Quien quiera estar conmigo, que esté porque verdaderamente lo quiera. Dejo de insistir, de buscarte, de llamarte, de mandarte sms's, de escribirte, de llamar a tu casa por ver si te apetece dar un paseo.

Todo esto de arreglar las cosas empezó porque me dijiste que me echabas de menos tanto o más como yo te echaba de menos a ti. Creo que no fue lo suficiente, pues yo me ilusioné al volver a tenerte a mi lado y sin embargo, tú...

No te preocupes. Dejarás de echarme de menos, si es que alguna vez lo hiciste. Quizás lo mejor sea que te olvides de mi. Al fin y al cabo, parece que mucho no te cuesta.

Me alegro que te vaya bien, que tengas nuevos amigos que te hacen feliz. Ya no me necesitas más que para avivar esa cicatriz que dices que escuece tanto. Ya no te doleré más.

Lo he intentado. He luchado. Y he perdido.
Se acabó.

Fuiste el mejor amigo que toda chica sueña con tener. Fuiste el amor más sincero que cualquier chica sueña que sientan por ella. Fuiste el confidente más fiel que cualquier persona que sufre desearía tener. Fuiste el compañero con el que más he reído. Fuiste.

Es mejor dejarlo así, en mi recuerdo siempre perfecto, agridulce.
Nos veremos y nos saludaremos, pero ambos sabemos que ya no somos como antes.

No eres Suerte Pésima, ese chico se quedó conmigo, en un beso a medianoche, en un parque, junto a un lago. Ya no eres él. Me alegro de haberle conocido. Lo guardo dentro de mi, para que nadie pueda hacerle daño. Ya no eres él. No para mi. Yo no soy tu Pequeña Soñadora. Guárdala dentro de ti, con esa carita indecisa y llena de dudas que soñaba con compartir todo contigo.

Adiós, Suerte Pésima. Adiós, Pequeña Soñadora.
Vivid eternamente siendo polvo de las estrellas de sueños del olvido.

No somos ellos. Es hora de admitirlo de una vez.

sábado, 23 de junio de 2012

#57 Unidos por las ganas de reír

Si no le conocéis (yo hasta hace unos minutos no lo conocía) os presento al gran Matt Harding.
¿Quién es Matt Harding?
Es un hombre que ha viajado por todo el mundo pidiendo a la gente que bailase delante de monumentos importantes o en las calles de distintos puntos del mundo frente a una cámara. El resultado de todo esto son unos vídeos que suele hacer cada ciertos años en los que aparece gente de todo el mundo bailando, riendo, pasándolo bien.

Sinceramente, hacía tiempo que un video de Intenet no me hacía sentir feliz. Si, si... ¡feliz! Al ver como somos muy parecidos, como la risa es universal, y la música y las ganas de pasarlo bien nos unen a todos en una sola canción.

Aquí os dejo el video de 'What the Hell is Matt?' del año 2012 (¡En el que aparece una amiga mía!)


Reír, bailar, vivir...