jueves, 19 de enero de 2012

#39 Mon chemin...

Antes de nada quería pedirle perdón a Él. Hemos hablado mucho de esto, pero no puedo dejar de lado quien soy. No me puedo abandonar a ti ni a nadie, y esto que quiero hacer es algo que llevo deseando desde hace muchos años. Cuando una amiga me pregunta si lo haré, ahora le digo que no estoy tan segura. Cuando una compañera me pregunta si me he presentado a las pruebas para hacerlo el año que viene, le respondo ahora que no, que yo lo haré en algún momento, pero no ahora. Y lo digo intentando convencerla a ella, pero sobretodo intentándome convencerme a mí misma. No creo que sea bueno tener que convencerme de un sueño, de algo que antes era lo que más quería. Si intento convencerme de no hacerlo es por ti, por el miedo a que cambie todo lo que tenemos, por echarte demasiado de menos, a ti sobretodo, y a mi familia. Si intento convencerme es porque se que lo pasarás mal durante ese tiempo, y no quiero hacerte daño de ninguna forma. Se que los primeros días o semanas serán duros hasta para mí, pero se que pasará, y que será una experiencia que me arrepentiré toda mi vida si no la vivo. Y tengo que hacerlo ahora, cuando tenga la oportunidad, no puedo dejar escapar mi turno para... irme de Erasmus a París.

Cuando estaba en el Instituto quería entrar en la Universidad, pero lo que de verdad deseaba era viajar y estudiar al mismo tiempo. No sabía a donde, sólo sabía que quería estar estudiando y poder conocer un lugar nuevo, vivir en él durante mucho tiempo. Pero a los 16 años viajé a Paris, y desde entonces un trocito de mi se quedó en la segunda planta de la Torre Eiffel. Desde aquel momento supe que tenía que volver, para conocer cada rincón, para vivir con su gente, para hablar su lengua cada día y poder decir, que conocí esa ciudad como la mía propia. Hasta ese viaje, París nunca me llamó la atención, pero fue tal el asombroso impacto que ejerció esa ciudad que se convirtió en una especie de obsesión. En las clases de francés estaba mucho más volcada, y suspiraba al ver alguna imagen de la ciudad en la televisión, internet u otro medio. Comprendí que no bastaría con volverla a visitar, que yo siempre iba a querer más de París y añadí un sueño a la lista: vivir en París al menos dos meses.

Pero te conocí a ti, justo en el primer año de Universidad, y me olvidé un poco a mí misma, a todos mis planes anteriores. Hemos hablado de hacerlos juntos, de cumplirlos de la mano, pero cada vez que te hablaba de Erasmus se te encogía el corazón, y yo intentaba que no fuese así. Me dolía de verdad que te sintiera tan mal pensar que iba a estar fuera de seis a nueve meses, y ver tu cada me hizo replantearme muchas cosas. "¿Y si no estudio en París? ¿Y si sólo la visito alguna vez con Él?". Y creí en esa idea, firmemente. Estaba convencida de ella, y orgullosa, sabía que contigo todo iba a ser distinto, y más aún París. Pero, ante las preguntas de amigos y compañeros ante la beca Erasmus yo siempre decía que no con la boca pequeña, y me sentía muy intranquila. No sabía muy bien por qué, si yo creía estar tan convencida.

Algunos amigos están este año de Erasmus en distintas zonas de Europa, y la envidia me llena por dentro. No es un sentimiento agradable, sobretodo cuando sabes que tú no tienes lo mismo que ellos, simplemente porque crees no querer. Es desagradable ver como los demás cumplen tus sueños y tú te quedas cruzada de brazos, y te hace sentir muy triste.

Hemos estado juntos, y quiero seguir contigo, a poder ser, para siempre, porque de lo que si estoy segura, es de cuanto te quiero, por lo que sólo quiero que entiendas mi decisión de optar al menos a una beca Erasmus a París para pasar al menos seis meses. Sabes cómo soy, que no me gustan las ataduras, que me asfixian, y se que si no lo hago me arrepentiré, y eso me hará sentirme triste, y lo peor de todo, quizás llegue el horrible momento en que a mi mente llegue a la idea de que no cumplí ese deseo simplemente porque tu no querías o no te gustaba demasiado la idea, y te sentirás culpable, y yo también, y los dos nos sentiremos tristes, y esa espina se quedará clavada en mi. Ojalá que eso no pase jamás, pero cada uno tiene que hacer lo que se ha esforzado por conseguir, y enseñar al otro todas las cosas que pueda aprender o las vivencias que pueda experimentar.

Si me amas tal como soy, sabes que esto es en lo que creo y así es como soy.
Sabes que si cambio no seré la misma de la que te enamoraste, y puede incluso que no me quieras igual.
Se que me quieres, y que me respetas, y por eso se que acabarás entendiéndolo...

En el supuesto (y maravilloso) caso de que me concedan la Beca sabes que seré la más feliz del mundo, que  te echaré de menos de una forma enfermiza, pero también podrás venir a París y pasar unos días conmigo, los dos juntos, y podré avanzar en el idioma, y conocer a mucha gente nueva, aprender muchísimo. En Octubre de este año me presentaré a las pruebas y pondré todo de mi parte por ir a la Ciudad de la Luz, o en su defecto (muy defectuoso) a alguna otra ciudad francesa.

Es algo que como siempre, llevo pensando desde hace días, pero la decisión está tomada. Se lo que piensas, y se que no estás 100% de acuerdo conmigo, que sigues insistiendo en que los dos podemos viajar juntos solos, pero quizás, yo necesite un año también para mi sola, para mi y para París. Ella sabrá cuidarme, no como tú, pero si de otra forma distinta.


Je t'aime mon amour, mais je dois suivre mon chemin et mes rêves...

lunes, 16 de enero de 2012

#38 Sonrisa dorada

A veces me pregunto cómo serían mis días si Él no estuviera. Es muy complicado de imaginar teniendo en cuenta que casi estamos en contacto las veinticuatro horas del día a pesar de vivir en puntas opuestas de la ciudad, que la bandeja de entrada de mi móvil y de mi correo está monopolizada por él con decenas de mensaje de cariño y más cosas, que nos pasamos horas al teléfono y no nos damos cuenta, que nos preocupamos quizás en exceso el uno por el otro, que aprovechamos cualquier oportunidad para estar juntos, que simplemente, no puedo dejar de decirle que le quiero y seguirme pareciendo insuficiente.

Realmente es complicado imaginar tu vida sin esa persona que llena cada rincón de ti, o que por lo menos lo hace más especial.

Él es capaz de iluminar y hacer rodar una noria maravillosa para cumplir sueños de niña, y cogerme de la mano fuertemente para calmarme cuando estamos en el punto más alto. Él es capaz de hacerme levitar mientras paseo por el centro de la ciudad atestado de gente, de iluminar las farolas que nos guían y sonreír al mismo tiempo a niños y ancianos, de reír juntos. Él es capaz de alimentar mi curiosidad con cualquier pequeña cosa que para mi se convierte en algo muy importante. Es capaz de dejarme sin palabras, de confundir a la gente de alrededor para hacer que esta Pequeña Soñadora pueda jugar con dos bonitos instrumentos de malabarismo adornados con cintas de color arco iris. Es capaz de encender las velas de un pequeño restaurante acogedor y acompañarme mientras degustamos juntos comida italiana, con sabor a queso y olor a albahaca, y cogerme de la mano fuertemente, y abrazarme para evitar que el frío de la noche hiele mis huesos (sin que sea consciente de que por dentro siento una calidez indescriptible), y besarme tan cálidamente en las mejillas que hace despertar y gritar de júbilo a cada célula de mi cuerpo.

Él es capaz de quererme cada día, y quizás hasta un poco más.
Y yo soy capaz de recibir todo lo que me da, y de amarle como se que no amaré a nadie.

Porque a veces, la magia esta en una simple sonrisa, y a veces, esa sonrisa tiene un nombre, que al escuchar, te hace sonreír a ti también, como un espejo de luz dorada y cálida.

martes, 3 de enero de 2012

#37 Somos más

No se cómo empezar esto... porque ya te daba por perdido.

Ha pasado más de un año desde que lo nuestro ya dejó de ser nuestro, y me he esforzado por intentar recuperarlo, intentar recomponer lo que teníamos antes de que pasase todo, de volver a ser cómo éramos, dos amigos que se olvidaban del mundo, que se recorrían la ciudad entera hablando sin parar, de la vida, de chorradas, de películas, de música, de la fantasía y de nuestras fantasías y pesadillas, de nuestras cosas.

Llegaste a ser tan 'yo' que pasaste a convertirte en uno de mis pulmones, tan importante para mí que cualquier cosa relacionada contigo me hacía feliz. Un asiento en el bus, el grupo que más te gustaba, algún muñequito raro, cualquier guitarrista callejero, alguna que otra canción o libro y miles de recuerdos que no se encuentran por la calle. Recuerdos que están en las estrellas y que sólo tú y yo sabemos donde están guardados. Son nuestras vivencias juntos, nuestros años cogidos de la mano, como amigos, como más que amigos...

Te quise, te quiero y te querré. Porque lo que siento por ti no es ni de pareja, ni de amigo, ni de hermano, ni de nada parecido. Es algo distinto. Nosotros hemos sido capaz de superar cualquier umbral o frontera establecida. Lo nuestro va más allá, porque no tiene nombre y nadie puede nombrarlo. Sólo tú y yo lo sentimos.

Recuerdo cuando te conocí, no me caías demasiado bien, pero me hacías reír y eras un payaso. Además, eras el único que durante el Verano se quedaba en la ciudad, como yo, y así tuve la oportunidad de conocerte, de reír junto a ti, de aprender, de construirme a mí misma, porque sin ti, yo no sería ni la cuarta parte de lo que soy ahora.

Comencé a admirarte, a defenderte, a no parar de hablar de ti, a llamarte cada semana para salir, a vivir aventuras que al recordar me hacen sonreír.

Y a cada uno nos pasaron cosas horribles, pero estuvimos ahí, el uno para el otro, para superarlo, para levantarnos, para poder mirar con más fuerza al Sol de frente. Lo nuestro se hacía cada vez más fuerte.

Cada uno tuvo sus historias, pero seguíamos juntos. Pasaron días, tardes, noches, fiestas, salidas. Tuviste paciencia conmigo, con mi forma de ser a veces inesperada, y te hiciste a mi al igual que yo me hice a ti. Nos acoplábamos tan bien que la gente empezaba a creer que éramos pareja, pero nosotros nos reíamos y decíamos que "sólo amigos", aunque esa palabra se quedase corta.

Pasó el tiempo, y yo no me di cuenta de que algo cambió en ti, hasta que desperté, y me sentí aturdida. Quería cogerte la mano y seguir por el camino que me ofrecías, no quería dejarte, pero temía que ese no fuese mi camino. Dudé, vacilé demasiado, te confundí y te enfurecí, pero al final... decidí caminar por un sendero desconocido, sólo porque tú ibas conmigo. Siento haber sido una cobarde, o una imprudente, pero al final... te solté, y te dejé ahí, en la oscuridad, en un camino que solo puede continuarse acompañado.

Pero escúchame bien: el camino que vi contigo realmente era precioso, lleno de música y color tal como te dije, y disfruté contigo como con nadie, porque tú eres distinto al resto. Me cuidaste siempre, y durante esa pequeña travesía mucho más, te descubrí plenamente, y me acomodé dentro de ti, cálidamente, mientras escuchaba tu latir tranquilo y tu hablabas de seres mitológicos.

Siento lo que te hice, porque confundida quizás tomé la opción que más daño te hizo. Siento no haber podido continuar, no haber podido dar completamente ese paso tan grande y haber sido tan brusca.

Ha pasado ya más de un año, pero hoy leí lo que escribiste y me sentí un poco aliviada al ver que por fin te ibas sincerando, abriendo un poco más.

Esos amigos que tienes ahora te hacen feliz, y yo les estaré siempre agradecida, pero, me cuesta trabajo continuar escribiendo, y me veo obligada a contener las lágrimas y el grito que te traiga de vuelta a mi.

Sería muy egoísta de mi parte reclamarte, hacer que estuvieras a mi lado tal y cómo lo estabas, intentar que olvidásemos y seguir como si nada, pero tú siempre me harás falta, siempre te tengo y te tendré en mi mente, y en mi misma, cada vez que respire...

No me has fallado. No quiero que tengas ese pensamiento. No quiero que te alejes de mi, pero tampoco quiero hacerte daño. Sólo quiero encontrar una manera de que estemos bien...
Soy feliz, pero no completamente. Tantos años a mi lado te han hecho merecedor de un sitio dentro de mí que nadie más puede suplir. Nadie más.

Tú y yo somos más. Mejores amigos de una forma que nunca antes nadie ha sido.

Perdona si a veces te pregunto si hay alguien especial en tu vida, pero es que es lo que más deseo, que encuentras a esa niña que te haga sonreír de verdad, que te llene, que te haga sentir en una nube, porque todas esas cosas existen, te lo aseguro, yo tengo alguien que me ha enseñado a creer en todo eso, y tú también la encontrarás. Perdona si a veces parezco demasiado fría o insensible, pero a veces no sé que hacer o qué decir, y me siento torpe y confusa.

Ojalá algún día volvamos al punto de inicio, o a un camino paralelo que se le parezca. Hoy me has dado esperanzas para seguir esperándote. Yo estaré sentada en el césped, junto a ese camino, esperándote con una lumbre que nos ilumine allá donde quieras que vayamos.
Te esperaré con esa luz que una vez te salvó de la oscuridad ¿recuerdas?




Quizás algún día podamos volver a cantar esta canción, 
mientras tú tocas la guitarra, y reímos entre estrofa y estrofa.