domingo, 30 de diciembre de 2012

#77 Roller Coaster

No se cuantas veces habré pospuesto esta entrada... pero es que sencillamente no se por donde comenzar. ¿Comienzo por lo bueno o por lo malo? ¿Hablo sobre lo malo? ¿Le resto importancia y sólo me quedo con lo bueno? ¿Y si simplemente no hablo sobre nada de esto? ¿Sobre qué? Sobre el 2012.

Ha sido un año duro, difícil (aun habiendo tenido épocas de mi vida peores, claro, mucho peores), aunque también han pasado cosas maravillosas. Quizás no haya sido un año malo del todo, y todas las cosas que han pasado simplemente tenían que pasar para que se obrase un cambio en mi vida y en la de los que me rodean. Quizás simplemente haya sido un año que recordaré con un sabor un tanto agridulce, un año que quizás quedé enmarcado en mi memoria por la ambivalencia de acontecimientos y emociones vividas. Este año ha sido una montaña rusa de momentos, con subidas y bajadas pronunciadas y leves, con loopings que lo han cambiado todo, y a veces, momentáneamente, con travesías tranquilas. Comencemos hablando un poco de las cosas más señaladas que han pasado este año. Supongo que será lo mejor para explicar por qué me encuentro tan distinta a hace un año.

El año comenzó bien. Acabé mis exámenes de febrero, los aprobé y me fui de concierto a Jerez, a ver a una cantante que siempre me ha fascinado: por fin pude ver a Russian Red en directo. Fue bonito, especial. Yo pensé que si el año comenzaba así no podía ir mal. Pero un mes después despidieron a mi padre de la empresa en la que había estado trabajando durante 26 años, donde lo había dado todo y más. Meses más tarde me robaron la bici. Eso fue un palo para mi, algo que no mucha gente entenderá, pero que sabe expresar a la perfección este chico, que para mi es un héroe. Poco después, mi relación con Suerte Pésima se rompió por completo. Y de esto ya no me queda nada más que decir. Menos mal que llegó el Verano, y pude disfrutar de la playa y el sol con Él, y aunque por segunda vez en menos de cinco meses volví a coger una infección bastante dolorosa en los ojos, me recuperé (otra vez) y en Agosto cogimos un avión a Londres. Esto fue quizás una de las mejores cosas que me han pasado en el año, y en mucho, mucho tiempo. Ese viaje me cambió, y ahora, cuando tengo un día un poco más triste de lo normal, o necesito escapar de todo, cierro los ojos, e imagino que vuelvo a pasear por las calles de Londres. Al volver a Sevilla, mi padre encontró trabajo, volvieron a comenzar las clases, pero en un accidente doméstico se rompieron y perdieron mil recuerdos en forma de diversos y pequeños objetos. En Octubre recibí la gran noticia de que venía a visitar mi ciudad una persona muy importante para mi, que aunque nunca había visto en persona, siempre había deseado conocer, y por fin pude encontrarme con dos encantadoras chicas originarias de Italia. Para mi fue algo muy importante, porque después de años hablando con Caro por Internet, sin habernos visto nunca, más que en fotos, fue un auténtico sueño poder abrazarla y reír, y hacer de guía turística de mi ciudad mientras paseábamos, y tener la oportunidad de conocer a la bella Ilaria. Meses después, participé en un Congreso. Esto también fue bastante importante, pues tras dos años de investigación en mi grupo de alumnado interno, por fin pudimos mostrar a todos los maravillosos (y sorprendentes para todos nosotros) resultados que obtuvimos después de todo el trabajo realizado. Académica y personalmente, no olvidaré aquella experiencia de poder compartir con amigos, profesores y profesionales aquel momento. Pero poco después, mi abuelo materno, el único abuelo que me quedaba con vida, murió. Y para acabar el año, tras diez años, vuelvo a tener ortodoncia.

Supongo que cuando echo la vista atrás, no se de forma clara cómo debo sentirme.

Creo que he aprendido, que me he abierto al mundo. Creo que ha sido un año en el que he tenido que volver a comprobar si estaba en mi sitio o no, si soy como quiero ser, si he avanzado o ha sido un año baldío  Pero de eso último estoy segura: ha sido un año importante. Ha sido importante porque me siento mucho más... ¿cómo decirlo? Más dueña de mí misma. Todas las cosas que han pasado, buenas y malas, me han obligado a tomar las riendas de una u otra forma, a tomar una decisión u otra, y siento que todas ellas han sido tomadas por mí misma, que he sido yo la que ha tenido que encarar cada situación, de forma directa o indirecta según la pertinencia de cada caso, y he tenido que posicionarme, en un lugar, en el que quizás si, me sienta cómoda. 

Una de las cosas más importantes que he aprendido este año es a estar callada, a amar el silencio, a respetarlo, a saberlo usar, y darme cuenta de lo valioso e infravalorado que está. He aprendido que es mucho más fácil hablar sin parar, sin escuchar, simplemente haciendo que todo pensamiento se convierta en palabra que llegue a unos oídos o un corazón que pueda inquietar, que estar en silencio y paz. Creo que hablar tanto hace mucho daño, y no comunica, no une. He aprendido a aguantar comentarios ofensivos sin tomar partido en la discusión, a saber que no todo el mundo está de acuerdo contigo. Por una vez en mi vida, me he sentido bien en el silencio. He aprendido a respetar que hay personas a las que no agrado, y que yo, simplemente, no tengo la obligación de hacer nada por agradarles. El silencio se ha convertido en mi escudo, en mi arma, en mi herramienta de observación y de reflexión, me ha ayudado a darme cuenta de cuáles son las personas que de verdad están a mi lado y luchan por mi, que de verdad me quieren tal cómo soy y no intentan cambiarme. Desde el silencio lo veo todo más claro, y he sonreído al darme cuenta de que las personas a veces se dejan llevar por lo que dicen, sin pensarlo o sentirlo si quiera, y al comprobar lo convencidas que están de algo que de verdad no entienden, simplemente, he callado, sonreído y he escuchado todo eso que no paran de decir.

Quizás este año me haya hecho ser un poco más reflexiva aún, y si tuviera algún propósito para el 2013 sería el de seguir aprendiendo del silencio y que este me invadiera cada vez más veces.

A las personas que ya no están conmigo, por una u otra razón, física o personalmente. A las personas que si han estado conmigo. A las personas que nunca lo estarán. A todas esas personas que conoceré en 2013: os deseo paz, silencio y felicidad.

domingo, 16 de diciembre de 2012

#76 ModArt

Creo que este año he descubierto un mundo que he negado, criticado, y no he entendido nunca... hasta ahora. Este año ha sido el año en el que he descubierto el mundo de la moda.
¡No, no os vayáis! ¡Os prometo que no me he convertido en una chica superficial o frívola! Tranquilos, sigo siendo la misma, simplemente, he descubierto otra manera de hacer arte al mismo tiempo que te expresas y te muestras a los demás.

Nunca he sido una gran belleza, al menos no me he considerado de tal forma. Es más, en el colegio y en el instituto tenía la certera creencia de que era fea, feita, del montón tirando para lo bajo. En mi casa nunca se ha acostumbrado a piropear a ningún miembro de la familia, así que yo, al ver que a mis amigas sus madres si les decían lo bonitas que eran, y la mía no me decía absolutamente de nada, empecé a pensar que sería por algo: simplemente, yo no era bonita. Si ni si quiera mi madre me lo decía, es que de verdad no lo era ni en broma.

Además, siempre me ha gustado jugar con los niños, y las niñas me rechazaban mucho en el instituto. Mientras muchas iban a discotecas, comenzaban a maquillarse, o empezaban a tener sus líos particulares con los chicos, yo me dedicaba a leer, a ver películas y a salir con mis amigos, la mayoría chicos. Chicos, que además, me trataban como un igual (al menos eso fue durante un largo periodo de tiempo, hasta que... bueno...).

Me sentía muy cómoda. No me entristecía no compartir con las chicas de mi edad todas esas cosas que para mí eran muy superficiales, muy lejanas a mí, muy frías. Por eso quizás, pude vestir como quise, con unas pintas que ahora mismo me hacen reír al recordarlas. Pude hacer lo que quise sin que se me dijese que eso era o no típico de chicas, porque mi vida fue durante mucho tiempo, un mundo de chicos. Y creo que es un mundo muy divertido, mucho más sano la mayoría de las veces que el de las chicas. No quiero parecer sexista, pues no lo soy, pero reconozcamos, que no compartimos las mismas cosas un sexo y otro, y es un hecho... ¡y una suerte!.

Sin embargo, ahora, tengo 20 años, y veo a todos esos grupos de amigas enormes, de mi edad o mucho menos, saliendo juntas, todas vestidas, igual, con sus móviles en mano y gritando por las calles de la ciudad y en el autobús para que todos vean que ahí están ellas, dispuestas a darlo todo. Debo confesar, como creo que ya hice una vez, que envidio esos grupos de chicas que se conocen de la infancia y han compartido tantas cosas. Sin embargo, no me gusta en absoluto el grado de similitud tan alto que existe entre ellas. Cuando las veo, todas van, sometimes, muy monas, pero... con iguales peinados, bolsos similares, zapatos idénticos, y vestidos del mismo estilo de confección. Y, claro, yo me pregunto... ¿dónde está su individualidad? ¿y su personalidad distintiva y en parte única al resto? Entonces, las vuelvo a mirar, y me miro a mi misma, y solo puedo sonreír.

Quizás vaya sola cuando ellas van en grupo, quizás ellas atraen muchas más miradas que yo, y llevan ropa mucho más cara y bonita que la mía, pero... ¿de verdad las diferenciaríais?

Este año he descubierto que la moda y el arte van unidas de la mano. Es más, para mi actualmente, la moda es otra expresión del arte. Y tal como dice la segunda acepción de la palabra "arte" en el Diccionario de la RAE:
arte. (Del lat. ars, artis, y este calco del gr. τέχνη).
 2. amb. Manifestación de la actividad humana mediante la cual se expresa una visión personal y desinteresada que interpreta lo real o imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros.

Por lo que... ¿por qué no puede ser la moda otra de esas manifestaciones del arte en la que por medio de prendas puedas expresar tus ideas, sentimientos o incluso tu propia personalidad?

Debo confesar que estas reflexiones comenzaron en Londres. Una de las cosas que hizo que me enamorara de Londres (entre muchas) fue su gente. Me enamoré del estilo de vestir londinense, de cómo las chicas iban perfectas, y llevaban prendas que yo soñaba con poder llevar aquí, en Sevilla cuando era imposible poder hacerlo, por no sentirme cómoda. Tantos estilos de vestir distintos, y todos tan bien combinados, y tan bien incluidos en cada persona. Noté como cada persona iba cómo mejor se sentía, como lo que yo veía era un reflejo de lo que en parte ellos mismo eran, y me enamoré de ese ambiente de elegancia, extravagancia y sentimiento todo equilibrado en una persona. Las tiendas de Londres, el arte callejero, sus museos y sus visitantes: ¡todo era precioso! ¡Todo combinaba a la perfección! Incluso la extravagancia tenía cabida, y debía tenerla, al igual que la sofistiquez y la elegancia inglesa. Londres me abrió las puertas a un mundo que yo desconocía. Me sentía tan bien entre sus calles, con su gente... Me sentía tan bonita, tan libre, tan yo misma, que cada persona con la que me cruzaba me parecía bella. No encuentro las palabras adecuadas para describir lo que siento por esa ciudad y por todo lo que se pasó por mi cabeza mientras estaba en ella. La echo tanto de menos...

Al regresar a España noté cuanto me había influido estar en Londres tan solo cinco días.
Un detalle que ahora recuerdo con cierta inocencia y de forma divertida al mismo tiempo, fue el hecho de que a mi regreso de Londres, la primera vez que salí por la noche en Sevilla lo hice con el pelo recogido de forma coqueta y con... los labios pintados de rojo.

Nunca me había pintado los labios, o al menos, no de una forma tan descarada.
Londres me dio fuerza, me hizo sentirme bella, y decidí mostrarme ante los demás como yo me sentía: valiente, bonita y femenina. Y me pinté los labios de rojo con una barra anticuada que tenía mi madre abandonada en un cajón. Me gusta pensar que fue mi insignia de libertad, mi decisión a mostrarme como quería ser, el inicio en mi feminidad demostrada.

Tras esa experiencia, abrí los ojos, y descubrí cuanto me gustaban los diseños de Valentino, Marchesa o Anne Valerie Hash, entre otros. Descubrí que verdaderamente si que me interesaba y me preocupaba por ir bien vestida, y empecé a interesarme por trucos de belleza. Internet me ayudó mucho, y encontré sitios tan maravillosos como The Beauty Department, o a la simpatiquísima Nikkie. Descubrí tiendas sorprendentes, con todo aquello que no suelo encontrar en mi ciudad, como Asos, NastyGal , FreePeople o la magnífica base de datos de Polyvore, junto con blogs de moda que combinan el interés por el diseño en muchos ámbitos, como Because o Decade.

Ahora, la moda, o el concepto que yo tengo de lo que es para mi la moda, ha cambiado totalmente, y se ha convertido en un tema recurrente en mi día a día, por el que al menos comienzo a interesarme como aprendiz o aficionada, sin caer en la locura y en muchos problemas que todos conocemos que existen hoy en día en ese mundo. Me gustaría poder encontrar un hueco, de vez en cuando, para hablar de mi visión de la moda, e intentar hacerla mía. Como en todo, soy un poco quisquillosa, y lo hago todo a mi manera, por lo que en este campo de intereses no podía ser de otra forma. No me gusta toda la moda, sino una porción, quizás muy pequeña, de ella, pero que para mi, es fascinante.

Creo que es importante sentirse bien con uno mismo, y saber potenciar muchas cualidades que todos poseemos, y querernos tal como somos, conociendo lo bueno y lo malo de nosotros y de los demás, ser realistas, y mostrarnos tal y como somos, imaginando un mundo en el que todos puedan mirar al cielo y gritar "este/a soy yo", y no avergonzarse de ello. Pero sobretodo, creo que es importante identificarse con lo que uno siente y con la forma en la que cada uno se considera, sin dejarse llevar por la masa hasta perderse. Creo que es importante crear la originalidad en cada uno, y dejar de parecernos tanto los unos a los otros.

La moda es un modo de expresión de uno mismo, y siento que es maltratada cuando se usa sin conciencia, sin control, cuando simplemente no se le encuentra el sentido a algo que nació para tenerlo.

Lo importante es sentir, y poder sentir la libertad de expresarte como eres.

domingo, 9 de diciembre de 2012

#75 ¡En manada!

El otro día me dio por leer entradas antiguas, hasta que llegué a la entrada #12 y me escandalicé.
¿Cómo podía pensar así hace más de un año? No recordaba haber tenido esos sentimientos hacia personas con la que paso horas y horas casi diariamente. Ahora me arrepiento mucho de haber pensado así.

Creo que quizás, si pensaba así fuese sólo porque el primer año de Facultad me sobrepasó bastante, y no supe llevar muchas situaciones académicas y personales, pues en ese año pasaron demasiadas cosas que me hicieron tomar un nuevo rumbo en mi vida. Quizás lo dramatizase todo, y mis sentimientos fuesen exagerados, lo cierto es que, no recordaba que pensase así.

Debo pedir perdón por haber pensado así, porque lo cierto es, que ha sido una verdadera suerte haberme encontrado con la mayoría de los compañeros que conozco. Nuestro "Grupo F" es especial, y se nota allá donde vayamos. Si hay algún miembro del Grupo F en algún lugar o evento de la Facultad se nota. Es agradable encontrarte a compañeros en el bus, o en los pasillos y poder sonreír de forma sincera, sentirte como en casa cuando pasas demasiadas horas en la biblioteca, o saber que si tienes algún problema, puedes contar con la mayoría de ellos.

Con el paso del tiempo, puedo decir que he hecho amistad con muchos de ellos, y que me encantaría poder pasar más tiempo con algunos. Son personas divertidas, inteligentes, luchadoras, optimistas y responsables. Quieren ser los mejores de su generación, y se esfuerzan para poder conseguirlos. Nos esforzamos todos. Son buenos compañeros, son, en su mayoría, buenas personas.

Respecto a mis "tres niñas", es cierto que al principio fue un poco complicado acomodarnos las unas a las otras, por lo distintas que éramos y que somos, pero hemos sabido llegar a un punto en el que las cuatro avanzamos juntas, unidas, cogidas de la mano, llevando un peso sobre nuestras cabezas, y procurando, que si alguna de las cuatro cae, poder llevar su peso durante un tiempo para aliviarle el camino. Están ahí, estamos ahí para lo que la otra necesite: para reírnos, para trabajar duro, para compartir preocupaciones, sentimientos, para discutir sobre problemas, para avanzar juntas. Me alegro de haberos conocidos "mis niñas". Todo es más fácil con vosotras.

Respecto a mis compañeros de investigación, sobretodo a un señor muy peculiar que siempre tiene ideas novedosas, extrañas a veces, pero emocionantes, debo decir que ha sido y es un honor poder descubrir cosas con él, y que he aprendido como de ningún otro compañero. Me agrada que a veces nos abramos el uno al otro de forma emocional o personal, y nos descubramos un poquito más. Es muy emocionante.

También debo decir, que no sólo mi grupo inicial, con el que empecé mi andadura en Psicología, ha sido o es importante. He conocido a otros compañeros, tanto de mi curso, como de otros superiores, con los que comparto algunas cosas muy importantes para mí. Nombraré a un grupo de cuatro personas, que siempre van juntas, y con las que me encantaría pasar más tiempo, poder conocerlas mejor, pero que por una circunstancia u otra, no es así. También debo nombrar a algunos compañeros de dos cursos superiores al mío, que son inteligentes a la par que divertidos y aman la Psicología por encima de muchas cosas.

Y quizás, por qué no, recordar a un grupo de profesores (¡mis conductistas favoritos!), a los que siempre trataré con respeto, otorgándoles la autoridad que se merecen, pero que para mí son mucho más, porque he aprendido de ellos más fuera de clase que dentro de ella. Y también, a algunos profesores que aunque se vean en la obligación actual de suspenderme o aprobarme, los admiro muchísimo, y pienso en ellos no como personas que intentan fastidiarnos, sino como personas que disfrutan enseñando y conociendo a sus alumnos.

En definitiva, quizás me haya costado más tiempo que al resto encontrar mi sitio desde el que poder conocer de verdad a las personas que me rodean, pero siento que por fin lo he encontrado, y que aunque haya personas de todo tipo (como en todos sitios), me siento muy feliz por compartir muchas experiencias con todas estas personas tan apasionadas, y por haber sabido poder lo bueno que tenéis cada uno, más allá de mis sentimientos antisociales que de vez en cuando se dejan llevar por la presión...

¡Muchas gracias!

domingo, 2 de diciembre de 2012

#74 Los Parias del Pensamiento

A veces me pregunto si soy yo la que está equivocada o es el resto del mundo. Porque me parece a veces tan extraño que para mí ciertas cosas sean tan evidentes y para el resto de personas que me rodean no lo sean, que llego a cuestionarme si estoy loca por pensar en cosas que nadie más se para pensar, o porque yo veo con claridad ciertas cosas que el resto del mundo cuestiona. Sin embargo... ¿por qué tengo que  ser yo la que está equivocada? No por estar en desventaja respecto al número, la mayoría tiene que tener razón. Quizás funcione de un modo distinto, y quizás nadie comparta mis sentimientos y pensamientos, quizás todo el mundo considere que soy rara o que estoy loca, pero es que yo no concibo otra forma de ver el mundo.

Este fin de semana se han dado varias circunstancias en las que he podido comprobar cómo la mayoría de las personas me miran de una forma extraña cuando hablo de ciertas cosas que yo contemplo en mi día a día. Sin embargo, considero, que esas personas que opinan de forma totalmente contraria a cómo yo lo hago no han leído, no han vivido, y no sienten lo que yo siento. Quizás por eso siempre excuse sus opiniones o comportamientos alegando que son fruto de la ignorancia y del desconocimiento, y también de la falta de empatía.

El hecho de que muchas, muchísimas, más de las que yo creo, cuestionen la utilidad de la psicología, que menosprecien a la filosofía, y contemplar cómo cada vez son menos las personas que la estudian de forma universitaria, escuchar comentarios despectivos, burlones, respecto a lo que yo más amo en este mundo, a lo que mueve mis días, a algo que me da tanta felicidad, a veces hace que me sienta dolida. El desprecio que la sociedad muestra al pensamiento humano, infravalorándolo, me duele tanto cómo si me clavasen un puñal. Siento ganas de llorar cuando dicen no creer en que un ser humano que se ha pasado años estudiando, investigando, no puede ayudar a otro. Me duele que la gente no crea en la gente. Me duele que a las personas les asuste tanto pensar.

Sin embargo, escribiendo, pensando, razonando, me doy cuenta de que no, que no puedo ser yo la que esté equivocada, que no puedo dejar que gente ignorante que no se preocupa en pensar haga sembrar en mí la semilla de la duda. No consentiré que me arrastren a su vorágine de consumismo y superficialidad. Quizás quede recluída, siendo anciana, en una habitación llena de libros, y quizás sólo deje entrar a personas que se ganen el privilegio de conversar de forma auténtica.

Se que hay más gente como yo, y se que quizás no seamos muchos, y que nos sentimos solos, incomprendidos,  marginados, rechazados, infravalorados. Quizás nos hagan creer que estamos locos, pero yo les digo, a esas personas que son como yo, que no lo estamos.

Y a las personas que constantemente intentáis hacernos daño y reíros de nosotros, que no os molestáis si quiera en comprendernos, simplemente decir que no podréis con nosotros, que sois fruto de una sociedad sin rumbo, que os controla a su antojo, y que aunque intentéis hacernos daño día tras día, con comentarios inofensivos pero dolientes, sólo conseguís hacernos más fuertes y que nos aferremos más a nuestra supuesta locura.

Yo por mi parte, ya me cansé de vosotros, y no intentaré convenceros de que estáis equivocados, ni me preocuparé por vosotros cómo he hecho durante toda mi vida, os dejaré a merced de vuestro camino sin rumbo, de vuestra forma de hablar tan fuerte que no deja a vuestros pensamientos ser escuchados, os dejaré con vuestra soberbia, con vuestras creencias absurdas y con vuestro menosprecio a lo distinto, con vuestro miedo a la libertad auténtica, con vuestra soledad y vuestros monstruos. No dejaré que me menospreciéis. Creed en vuestra cómoda verdad, que yo creeré en la mía, aunque a vuestros ojos sea una demente.

Cuando desprecias a la Psicología, desprecias mis valores, aquello en lo que creo... me desprecias a mi, y no voy a consentir que nadie me desprecie por el hecho de amar algo intensamente.

"Somos los fantasmas de una sociedad inventada, somos la sal que os escuece, somos el Sol que os nubla la vista, el mosquito que os incomoda, y sin embargo, somos más libres, en nuestra locura, en nuestras ideas, en nuestras palabras, que vosotros, en vuestra montaña de oro y máscara"