sábado, 12 de febrero de 2011

#11 De Espaguetis, Rosas y Días Rojos

Comienzo esta entrada escuchando "Always On My Mind" de El Rey, son las 1:12 h. de ya un Sábado día 12 de Febrero, y aún quedando dos días para esa fecha que todos los comercios nos obligan a recordar, como es San Valentín, yo estoy aquí metida en la cama, escribiendo a quien quiera perder algunos minutos de su tiempo en regalármelos a mi junto a un precioso bouquet de rosas rojas.

Tenía ganas de escribir justo en este momento una entrada que llevo retrasando ya muchos días y que varios de vosotros habéis estado recordándome que escribiera. "Si tu última entrada fue un suspiro que anunciaba que solo quedaba una semana para tu libertad, queremos saber qué está pasando justamente en la semana de libertad" Y tenéis razón, no siempre voy a estar contandóos entradas llenas de agobios, estrés e historias que se nadie quiere leer. Cada uno tenemos nuestras cosas, nuestros propios pequeños o grandes problemas, pero esto también me sirve a mi de balsa.

Pues bien, me alegro en comunicaros que, efectivamente, terminé esas dos dichosas semanas de exámenes, noches en vela y de apuntes que inundaban mi habitación. Por fin terminé la agonía de los nervios al amanecer, la incertidumbre ante una nueva prueba, que como novata, adquiría un carácter especial.

Justo el día antes de realizar mi primer exámen, un amigo, a la vez que me deseaba suerte me decía que ese primer exámen universitario sería recordado con mucho cariño. Y no se equivocaba. Ahora, que puedo respirar con tranquilidad, sonrío y recuerdo mis nervios, las caras de todos mis compañeros asustados. Parecíamos animales de laboratorio temerosos de lo que iba a pasar.
Pero a decir verdad, ese primer exámen, y todos los que le siguieron, fueron bastante bien, y logré aprobar todas las asignaturas del ya pasado cuatrimestre (incluso llegando a sacar matrícula en la que más miedo me daba...)

Pero después de esas dos semanas, la cosa cambió totalmente, y el motivo de la tardanza de esta entrada ha sido sencillamente, que no he parado ni un momento.

¡Ah! Y no se me puede olvidar agradecer a un grupo de personas la fiesta sorpresa que me dieron por mi 19 cumpleaños justo el fin de semana antes de comenzar los exámenes. Me hizo todo mucha ilusión y me dio muchos ánimos para afrontar los días que vendrían. Os lo agradezco de todo corazón.

Ya en esta semana de libertad pensaba dormir mucho, pero no se si por suerte o por desgracia mi organismo se acostumbró a levantarse temprano y descansar únicamente ocho horas. Ni una más, ni una menos.
También pensaba salir bastante, y eso si que lo estoy cumpliendo a rajatabla.
He podido y aún continuo viendo películas atrasadas o series, luchando con la guitarra intentando sacar algunas canciones y aprender cada vez un poco más, leyendo algunos libros que comencé hace tiempo, reorganizando el caos en varios aspectos de mi día a día, pasar un poco más de tiempo con mi madre, ver a algunos miembros de la familia, y... aprender un poco de magia. Sí, sí, tal como lo léeis. Resulta que Él es mago, cartomago más bien, y como siempre se queda conmigo cada vez que me hace trucos he decidido intentar conocer un poco más el mundo de la cartomagia, y ahora soy aprendiz de aprendiz de magia (o algo así).

Lo cierto es que esta semana de "libertad" me ha venido muy bien, para serenarme y poner todo un poco en orden, y sobretodo para tomarme tiempo para mi misma y para Ti.

La razón del título es, bien sencilla. Y como toda cosa sencilla, grande a la vez =)

Antes de nada, tengo que decir que siempre he pensado que la fiesta de San Valentín es una fiesta superficial y materialista creada por los grandes almacenes para liquidar todo lo que ni siquiera en rebajas han conseguido vender, para gastar más dinero, etc, etc...
Siempre he sido de esas personas que ha pensado que no por ser 14 de Febrero vas a querer más a una persona, que eso debe ser el resto de los días del año con la misma intensidad, y todo eso.
Pero creo que a veces, incluso admitiendo todo esto, me ha servido también como consuelo al pensar que yo no tenía "Valentín".
A pesar de lo materialista y cursi que pueda llegar a ser esta fiesta, soy una romántica empedernida y esto hace que al ver en un solo día del año tantas manifestaciones de amor pues me resulte algo bonito. Al menos durante un día, todos nos ponemos de acuerdo en celebrar el amor, y si algún despistado o despistada no ha hecho los deberes otros días que sirva como compensación y recordatorio para que se ponga a ello.
La gente va a cenas, se regala cosas, van de viajes románticos, hacen declaraciones para reafirmar su amor, y locuras al gusto de la inventiva y la osadía de cada cual.

Este es mi primer año en el que si tengo a alguien con quien celebrar San Valentín y no pensábamos hacer nada en especial en un principio, pues nos damos cuenta de que para nosotros San Valentín es cada día que estamos juntos, pasando un día los dos, hablando de cualquier cosa, viendo alguna serie o película, paseando, haciendo la cena, tumbados en la cama y simplemente estar juntos

Hoy, bueno, ya ayer día 11, no me levanté muy bien... A veces tengo días así. Son días rojos, concepto que nadie mejor que Audrey sabe describir, así que os dejo con ella, para que entendáis lo que quiero decir...



¡Eso es! Son días en los que sin saber por qué tienes miedo... un miedo horrible que hace crecer un vacío en tu estómago.
Yo sustituyo en cambio el brillo y voluptuosidad de Tiffany's por un paseo al Sol, y con eso, logro calmar en cierta medida esa sensación.
¿Y sabéis que pasa? Que cuanto más feliz eres, más intenso es el miedo de esos dichosos días rojos, porque sientes que tienes mucho más que perder, que el dolor puede llegar a ser muy grande, y es entonces, cuando a veces ni los rayos del Sol logran hacer desaparecer ese incómodo vacío.

Hoy, fui a pasar la tarde a Su casa, y era inevitable que notase mi estado de ánimo.
Pero Él me abrazó, me besó e intentó hacer cambiar el color del día. Y en sus brazos el Sol se dio cuenta de que la fuerza de sus rayos no se podían comparar con el calor al tacto de su piel.
Y fuimos a por la cena, y compramos espaguetis, uno de mis platos favoritos, y de vuelta a casa no solo traíamos la pasta, si no que el color que por la mañana odié del día hizo teñir tres rosas rojas que me hicieron sonreír.

Y el día rojo se fue, porque ya era de noche y lo único rojo que ahora había eran esas tres rosas y nuestros labios desgastados.

Me parecía una fiesta bonita esa del 14... pero realmente, creo que ahora me doy cuenta que mi 14 es un 11, un 12 o un 26 de cualquier mes. Da igual el día o el momento, yo solo quiero que cuando tenga un día rojo, tú estés ahí para cambiar los colores, que cuando tú estés mal, me dejes a mí quitar las nubes grises.

Creo que si el miedo vuelve a aparecer, será mucho menos intenso. Solo tengo que recordar todo lo que me dices cada día y confiar en que es cierto y afirmarme que esta felicidad que ahora siento debo guardarla muy bien y hacerla crecer cada día más.




1 comentario:

  1. Aunque tengo 25 años, hice mi primera examen universitario la semana pasada (: Tu amigo tiene toda la razón. ¡Un saludo!

    ResponderEliminar