lunes, 16 de enero de 2012

#38 Sonrisa dorada

A veces me pregunto cómo serían mis días si Él no estuviera. Es muy complicado de imaginar teniendo en cuenta que casi estamos en contacto las veinticuatro horas del día a pesar de vivir en puntas opuestas de la ciudad, que la bandeja de entrada de mi móvil y de mi correo está monopolizada por él con decenas de mensaje de cariño y más cosas, que nos pasamos horas al teléfono y no nos damos cuenta, que nos preocupamos quizás en exceso el uno por el otro, que aprovechamos cualquier oportunidad para estar juntos, que simplemente, no puedo dejar de decirle que le quiero y seguirme pareciendo insuficiente.

Realmente es complicado imaginar tu vida sin esa persona que llena cada rincón de ti, o que por lo menos lo hace más especial.

Él es capaz de iluminar y hacer rodar una noria maravillosa para cumplir sueños de niña, y cogerme de la mano fuertemente para calmarme cuando estamos en el punto más alto. Él es capaz de hacerme levitar mientras paseo por el centro de la ciudad atestado de gente, de iluminar las farolas que nos guían y sonreír al mismo tiempo a niños y ancianos, de reír juntos. Él es capaz de alimentar mi curiosidad con cualquier pequeña cosa que para mi se convierte en algo muy importante. Es capaz de dejarme sin palabras, de confundir a la gente de alrededor para hacer que esta Pequeña Soñadora pueda jugar con dos bonitos instrumentos de malabarismo adornados con cintas de color arco iris. Es capaz de encender las velas de un pequeño restaurante acogedor y acompañarme mientras degustamos juntos comida italiana, con sabor a queso y olor a albahaca, y cogerme de la mano fuertemente, y abrazarme para evitar que el frío de la noche hiele mis huesos (sin que sea consciente de que por dentro siento una calidez indescriptible), y besarme tan cálidamente en las mejillas que hace despertar y gritar de júbilo a cada célula de mi cuerpo.

Él es capaz de quererme cada día, y quizás hasta un poco más.
Y yo soy capaz de recibir todo lo que me da, y de amarle como se que no amaré a nadie.

Porque a veces, la magia esta en una simple sonrisa, y a veces, esa sonrisa tiene un nombre, que al escuchar, te hace sonreír a ti también, como un espejo de luz dorada y cálida.

2 comentarios:

  1. Me has hecho recordar mis inicios jo... madre mía, ha pasado tanto tiempo ya que se me ha olvidado todo eso :) Antes cuando vivía en el centro que nos veíamos todos los días... Y ahora que nos vemos una vez a la semana después de nuestras estresadas vidas.
    Aún seguimos con esa magia pero creo que a veces se nos olvida recordarla

    ResponderEliminar
  2. Qué bonito. Me alegro mucho de que te sepan hacer tan tan feliz. Me has hecho pensar :)

    Un beso.

    ResponderEliminar