miércoles, 8 de agosto de 2012

#66 Gran cine de silencios

Hace unos días me fijé en que me estaba volviendo más callada, en que pensaba más las cosas antes de decirla, que escuchaba más y que en definitiva... a penas hablaba mucho. Ni con mi familia, ni con mi chico, ni con mis amigos. Me sentía extrañamente tranquila, como si estuviera viendo una película en la que sabes que debes guardar silencio porque los protagonistas no te escucharán. Así me sentía, en medio de una gran cine vacío viendo como todo pasaba en forma de película. Las personas que se encontraban ante mí hablaban, y yo a veces asentía o sólo lanzaba una mirada que intentaría suplir la carencia de palabras.

Hacía días que me veía muy callada. Respondía, y hacía preguntas cortas, pero no mucho más.

Pero ayer, en una terraza de Verano, mientras el calor de la noche de Agosto en Sevilla, rodeada de amigos, me desinhibí. Perdí todo eso que me mantenía callada, en mi sitio, de forma elegante y expectante, y me lancé a las risas, a hablar por los codos, a desvelar cosas que no tenía por qué desvelar, a confesar cosas que realmente no sentía, a discutir temas personales delante de todos. En definitiva, me pasé de payasa y acabé siendo una bocazas.

No me gusta. Si, en el momento me lo paso pipa, y me río muchísimo, pero no está bien ser tan bocazas. Ni si quiera a veces. Y lo peor es que un día de éstos puedo hacer daño a alguien que me importa mucho y sin darme cuenta si quiera.

Las palabras son como las balas, una vez que salen disparadas impactan y no hay marcha atrás, se te clavan y pueden hacer mucho daño.

Creo que estoy mejor en mi gran cine, expectante de lo que hacen y dicen los demás, si alguien quiere acompañarme, puedo compartir las palomitas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario