domingo, 23 de septiembre de 2012

#71 La Habitación de Verano

Creo que... por una vez en mi vida, no quiero que sea Otoño, no quiero que caigan las hojas de los árboles, quiero que sea siempre Verano, este Verano que acaba de pasar, en el que prácticamente todo ha sido... perfecto.

Ha sido un verano como el que siempre deseé tener, y en el que me he sentido realmente bien.
De este Verano guardo tantos buenos recuerdos que si fuesen materiales tendría que hacer una habitación enorme para guardarlos a todos y darles el lugar que se merecen.

Si fuese posible guardaría el calor de una hoguera de San Juan, de las llamas que quemaban un pasado que dejar atrás. Guardaría las cenizas, en una pequeña vasija, para recordar, que lo que todo fue, no volverá a pasar, que un futuro mejor siempre está por llegar. Grabaría de mi memoria aquella noche en un patio viendo una película muda cogidos de la mano. Guardaría en una cajita de cristal esa noche, en un rinconcito de un diminuto teatro mientras me asombraba, reía, lloraba y aplaudía como una querida compañera y amiga nos deleitaba a mi y a todos los demás espectadores con un maravilloso musical. En esa cajita de cristal guardaría todas las canciones que se me metieron en la cabeza, mi sonrisa y la sonrisa de una gran bailarina. En un cofre metería arena de la playa por la que por las noches paseábamos Él y yo, en la que nos tumbábamos a cazar estrellas fugaces mientras la marea nos hipnotizaba con su movimiento incesante. En ese cofre también guardaría un frasquito con agua salada, recuerdo de los baños por la tarde y del valor que teníamos que reunir para poder nadar sin que nos congelasen los dedos. Colgaría una cinta de flores de colores para que se pueda ver bien, recuerdo de una bonita fiesta hawaiana con amigos. En marcos de fotos pondría algunas fotos hechas bajo el agua, de besos y trastadas. Si fuese posible, guardaría el olor de las cenas descubriendo la ciudad, cogidos de la mano, y el olor a los árboles que dejábamos atrás en nuestro camino. Tendría que comprar un álbum gigantesco para poder guardar todas las fotografías que tomamos en Londres, y en ellas habría una imagen dinámica de un atardecer entre nubes a vista de pájaro, guardaría recuerdos de nuestras noches en Londres, de nuestros paseos aventureros por la ciudad, y cerraría los ojos para imaginar que aún disfrutamos de un té caliente mientras veíamos como llovía en un Londres iluminado por las farolas de la ciudad. En el techo, para que iluminase toda la habitación colgaría con cintas de colores las sonrisas de todos los amigos que han podido disfrutar conmigo este Verano. Por último, unos antifaces de superhéroes para recordar una pequeña visita a Jerez. Por la ventana de esa habitación siempre se vería un atardecer de Verano, eternamente. Y justo en medio de la habitación, habría un gran sillón, en el que Él se sentaría y yo encima suya, abrazados, contemplaríamos los recuerdos de un Verano que aunque quiera que no acabe, ya ha pasado...

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