jueves, 24 de mayo de 2012

#51 Ser más libre

¿Cuántas veces habré dicho eso de "es hora de cambiar", o "a partir de ahora todo va a ser distinto"? Lo he dicho montones de veces, pero parece que con decirlo y desearlo no basta. Se repite la misma mierda, a veces cada tres semanas, otras cada cinco meses y a veces, en un margen de varios días.

Estoy harta de mis inseguridades y mis miedos, quiero quedarme desnuda de ellos, pero a veces pierdo los nervios y me rayo demasiado. Es un horror, porque esos pensamientos dañinos no te dejan ser objetiva, y a veces se alojan en mis pulmones, volviéndolos pesados y se me hace muy difícil respirar. Lo peor de todo, es que esos pensamientos afectan a gente a la que quiero, y les muestro una cara de mi que no deberían aparecer nunca. Y los miedos iniciales se unen a los miedos que se crean al pensar que al mostrarles esa parte de mi, esas personas a las que quiero se desengañaran y dejarán de estar a mi lado. Mierda. En definitiva, todo eso no es más que mierda mental.

No tengo por qué compararme con nadie, ni tengo por qué parecerme a nadie. Lamentarme de lo que haya podido hacer, porque al fin y al cabo, ya está hecho. No tengo porque pensar que la gente estaría mejor con tal o cual que conmigo. No tengo porque infravalorarme. No tengo porque hablar siempre de mi misma. No tengo porque insistir en cambiar todo. No tengo porque pedir perdón siempre. No tengo que intentar agradar a todo el mundo, ni callarme tantas cosas cuando la gente no lo hace. No tengo por qué enfadarme por cómo son los demás, cada uno es como es y yo no debo cambiar a nadie para que me agrade más o menos.

Y sin embargo... a veces hago todo eso. Es horrible.
Hace unos días tuve una Taller sobre Habilidades Comunicativas, y una de las cosas más importantes y relevantes que se dijeron en ese taller es que hay que hacer pragmático un Deseo, descomponiéndolo en Objetivos. Creo que puedo empezar a poner en práctica dicha actividad con un deseo muy importante: quererme a mi misma, ser más valiente, preocuparme menos por cosas que no merecen la pena, que podría resumirse en ser más libre. Ser más libre de pensamientos enfermizos.

Para ser más libre (deseo), debo descomponer ese deseo en una serie de objetivos, a saber:

-  Cuando intente compararme con alguien, destacar virtudes propias que la otra persona no tenga.
-  Cuando intente recordar hechos de los que pueda lamentarme, buscar sus consecuencias positivas.
-  Cuando crea que cualquier personas pueda estar mejor sin mi, recordar buenos momentos con esa persona que nos hayan hecho sentir muy feliz a los dos.
-  Cuando intente infravalorarme, recordar todo lo bueno que he llegado a conseguir y el esfuerzo que he necesitado para conseguirlo.
-  Cuando perciba que estoy hablando mucho de mi misma, invertir el mismo tiempo en escuchar a la otra persona.
-  Cuando me insistan o yo misma insista en cambiar todo lo referente a mi persona, sopesar qué cosas buenas ocurren por ser como soy y las consecuencia reales de esos hipotéticos cambios.
-  Jerarquizar la importancia de las cosas que ocurren para discernir por qué cosas merece la pena pedir perdón y la funcionalidad de pedirlo.
-  Conocer mejor a las personas que me rodean y valorar cuál de ellas se merecen de verdad mi respeto y/o afecto.
-  Valorar la importancia o no de decir ciertas cosas en el momento adecuado según las repercusiones de esos comentarios y su posible utilidad.
-  Destacar las cualidades positivas de las otras personas y sopesar éstas con las cualidades mejorables o negativas para mí.


Se que son conductas muy obvias, que quizás a todo el mundo les resulten muy fáciles de hacer en su día a día, pero a veces yo necesito dejar las cosas escritas y leerlas una y otra vez para ser consciente de su verdad. Así pues, pienso imprimir o recoger con mi puño y letra estos objetivos para conseguir mi deseo, y ponerlo en algún lugar visible de mi habitación.

No puedo seguir haciéndome daño. La época adolescente-depresiva debe quedar atrás de verdad.
Tengo que afrontar la vida con madurez, no haciendo una montaña de cada grano de arena que me encuentro. Necesito aceptarme tal y como soy, y convencerme de que los demás me quieran por ello, no por lo que quieren que sea o lo que yo quiero ser para ellos.

A esos objetivos, y aunque no esté directamente relacionado con ellos, debo añadir un objetivo más que si bien no puedo huir directamente de él, si que puedo hacer más llevadero, y es, dejar de hablar de problemas familiares. Soy consciente de que no son temas agradables de escuchar, y lo único que consiguen es crear una situación incómoda con la otra persona. Si bien mi único deseo es desahogarme, no ayuda a crear un buen ambiente con las personas que me rodean que me ayude a ser más libre.

Todo esto de lo que intento desprenderme es deprimente y triste, oscuro, típico de la desesperanza y la despersonalización que acompañan a la adolescencia. Tengo ya 20 años, y es hora de, poco a poco, dejar de lado esa actitud triste y empezar a ver la vida con más colores.

Soy una chica muy alegre, me encanta bailar y cualquier jolgorio. No me pega nada ir de triste, la verdad.
Aquí he propuesto muchos objetivos, que no son imposible de cumplir pero si requieren tiempo.
De verdad, tengo que empezar a actuar y dejar de desear...

1 comentario:

  1. que tienes.... 20 años??????????? Jajajaja,creo que mi cerebro no había procesado ese dato aún, aunque sé que lo sabía... verlo escrito ha sido como O.O

    Ni digo nada porque tú solita te has puesto las pilas a base de bien. Ahora a escribirlo en papel y a cumplirlo

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