domingo, 11 de diciembre de 2011

#33 Psicólogos y extraterrestres

Realmente hay gente que la parte de sí mismo que se encarga de conocer que actos pueden dañar a los demás y qué actos no está total e irremediablemente atrofiada. Todos conocemos a alguien que cumple un patrón como el siguiente, a saber: se presenta siempre feliz y contento ante todos y todas, ridiculiza y subestima cualquier problema que no les afecte a ellos directamente, engrandece sus cualidades, tanto las buenas como las malas, y sus problemas, le gustan los secretos, pero no el hecho de que sean confidenciales, compiten por todo y por todos (si, por esto me refiero a personas), son incapaces de encontrar pareja o si la encuentran rápidamente se cansan de ella, aunque siempre están preguntándose por qué están solos, su apariencia es muy similar a la de la gran mayoría de la población pero aseguran firmemente que son originales y únicos, que sus ideas y pensamientos son revolucionarias en su edad o en su género, y aunque intenten mostrar sentimientos de compasión y empatía, no los ponen en práctica en eventos y reuniones sociales o situaciones personales íntimas.

Este tipo de personas son las que yo, personalmente, no soporto.
Hay más tipos, o quizás sólo sea uno pero se me han olvidado añadir ciertos aspectos de esos sujetos, no lo se.

Hace unos días, en una red social que frecuento bastante, Twitter, escribí una frase como tantas otras con el mero objetivo de desahogarme y mostrar mi desagrado al viento, sin nombrar a nadie, simplemente una frase sin destinatario. Decía algo así como que hay personas que por mucho que se esfuercen nunca me caerán bien.
Esto, tiene sentido. La personalidad de alguien es algo que aunque cambia transituacionalmente es constante o prácticamente inmutable en el tiempo. Es cierto que no somos los mismos cuando nacemos a cuando somos adolescentes o adultos, pero hay una base que es inmutable. Es más, hay una parte de nuestra personalidad, de esa importante parte de lo que somos que tiene una base biológica y hereditaria, y que aunque con esfuerzo puede ser modificada, sólo se realiza un cambio cuando la persona en cuestión la encuentra desadaptativa, pues requiere gran fuerza de voluntad, compromiso y tiempo, y por todo esto, altas dosis de motivación intrínseca.

Es por eso, que cuando digo que por mucho que se esfuercen, y con esto me refiero, superficialmente, hay personas que nunca congeniarán conmigo.

Pero hoy, una persona se pronunció ante mi comentario que sólo debía escuchar el viento y se refirió a mi con cierta pena, aludiendo a que yo, como Estudiante de Psicología, era un poco triste que presentase ese sentimiento.

Realmente, me molestó esa observación. Por varios motivos que espero se entiendan a continuación.

En primer lugar es cierto, soy Estudiante de Psicología, pero antes de serlo, era, soy y seré persona, una persona humana que sufre, que siente, que ríe y que llora, que come, bebe, camina, se enamora, y se enfurece. No soy extraterrestre. Soy humana. Como cualquier otra persona de este mundo. No un Médico, por ser Médico no puede ponerse enfermo y mostrar entonces síntomas de lo que él está intentando curar en sus pacientes. Es por eso, que esa observación me parece totalmente absurda.
La gente trata a los Psicólogos y estudiantes de Psicología como seres inmunes al enfado, a enfermedades y desórdenes mentales, quieren vernos como personas estables emocional y socialmente. Y no señores, ante todo somos personas, y tenemos problemas como todos los humanos. Yo misma he considerado muchas veces que necesito a un compañero de mi especialidad, pero él necesitaría otro, y así sucesivamente...
Si yo me estoy formando, es cierto que es para entenderos mejor a todos vosotros y a mí misma, pero por ese mismo hecho, debo aceptarme como soy e intentar cambiar en mí aquellas conductas que no me ayuden, tal y cómo hago o haré en un futuro con aquel que requiera mi ayuda profesional. Estudiamos para entender y ayudar a la gente, no para que nos caiga bien todo el mundo.

Los Psicológos no vamos por la calle psicoanalizando a la gente (más que nada porque el Psicoanálisis es una disciplina no-académica en Europa), ni diagnosticando síndromes, ni queremos que mientras estamos tomando una copa nos contéis vuestros sueños para saber que opinamos, y que por muchos problemas que tengas, yo seguro también los tendré, y si quieres que te atienda, o te ves en la necesidad de hacerlo, hay profesionales que ya han finalizado la carrera.

A veces, es agobiante... la presión que ejerce la sociedad sobre qué tipo de materias de conocimiento. No veo que la gente haga lo mismo con abogados o ingenieros, pero lo cierto es que en esta sociedad europea somos igualmente admirados con curiosidad y odiados con temor.

En segundo lugar, como he dicho, la personalidad es algo que es difícil de cambiar y al igual que nadie se lleva bien con todo el mundo, nosotros tampoco. Existen normas sociales, y además, yo personalmente admiro la lealtad, la sinceridad y el saber estar en un lugar. Si alguien quebranta esas tres o más normas sociales resulta muy difícil, sino imposible, que se gane mi afecto y mi confianza. Como ven mis lectores, no soy extraña a nadie, mi código de valores es el mismo al de todos ustedes. Yo sólo puedo cambiar, en un caso hipotético, ese código en el ámbito profesional, donde esa persona que requiera mis servicios no mantendrá ningún tipo de relación personal conmigo, y por tanto, podré mostrarme ante ella tal y cómo exijan las circunstancias.

En tercer, y para mi, más importante lugar, la gente habla mucho desde la ignorancia, sin conocer, asumiendo que lo que creen o piensan es lo que realmente es, cuando puede resultar ser todo lo contrario. La ignorancia es otro punto que, cuando es de forma involuntaria perdono y ayudo si así lo desea la otra persona, a que se solvente, pero cuando es de forma voluntaria, me resulta muy desagradable. Yo soy ignorante en muchas cosas, pero nada más darme cuenta no paro de preguntar sobre el tema en cuestión, intentando ser un poco menos ignorante. No me cuesta reconocer que me he equivocado. Tengo muchos defectos, pero ese no es uno, cuando me hacen totalmente consciente de que no estoy en lo correcto.

Esta entrada es un poco la muestra de mi indignación al trato que recibimos a veces los estudiantes de aquellas materias que tratan de entender al ser humano y de ayudarlo. Todos nosotros estamos inmersos en ese proceso de entendimiento. No estudiamos a los humanos de forma externa, sino empezando por nosotros mismos. Y es complicado hacer ver al resto de la sociedad la ardua tarea que es esa.

Con esta entrada pido un poco más de respeto y un poco (o un mucho) menos de ignorancia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario